"No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, 
de los deshonestos, de los sin ética.  

Lo que más preocupa es el  silencio de los buenos".

 
 Martín Luther King 


 

 

Matanza en Noruega: Los tres errrores de un asesino.

 

1º ERROR: ¿Sabe qué es realmente un inmigrante?

Un ser humano, hasta que llega a una edad productiva, es una gran carga
económica para la sociedad en la que nace. Se requieren miles o
decenas de miles de euros para cuidar, instruir y alimentar a una
persona desde que nace hasta que se integra en la cadena productiva,
generalmente entre los 16 y los 25 años, cuando comienza a
reintegrar a la sociedad lo que en él o ella se ha invertido.

 

Si un país o cualquier grupo humano recibe a una persona ya adulta y
con cierta formación, aunque sólo sea saber leer y escribir, está
ahorrándose todo ese coste, pues ese ciudadano empieza a producir
desde el mismo momento de su llegada, y seguirá siendo más rentable
para esa sociedad que un nativo de ella durante el resto de su
existencia, aún cuando llegue a vivir cien años y cobre hasta
entonces su correspondiente paga de jubilación, siempre habrá un
coste que ha ahorrado al grupo.

 

Por ello, un inmigrante es la mejor inversión posible, de hecho un
regalo, para el país que le recibe.

 

Por eso, el imperio aún actualmente hegemónico, es una sociedad creada
y sustentada por un flujo continuo de emigrantes, quienes, haciendo
uso de esa ventaja de partida, han sabido aprovecharla durante más
de un siglo para convertirse en la primera economía mundial.

 

Si la sociedad receptora tiene, además, una pirámide de población
envejecida, como es el caso de muchos países del llamado Primer
Mundo, no abrir las puertas a la inmigración es, a medio plazo, una
condena a la miseria material, y a largo plazo, un suicidio
colectivo.

 

Respetar a los inmigrantes de nuestra sociedad, sea ésta cual sea, no es tan
sólo una cuestión de ética, empatía, humanidad o solidaridad, es
una cuestión de inteligencia económica e incluso, en algunos casos,
de supervivencia.

 

Cualquier buen economista, no condicionado por ideologías o intereses de
cualquier tipo, conoce bien estos hechos, es una simple cuestión de
cálculo.

 

Esto, evidentemente, lo desconocía ese integrista cristiano y
ultraderechista que asesinó a 76 personas recientemente. Ese fue su
primer error.


 


 

2º ERROR: El caduco mito de las razas.

Los avances enormes en la genética durante los últimos años nos han
traído sorpresas de todo tipo: que el 90% de los irlandeses y el 70%
de los británicos son, genéticamente hablando, de origen gallego, o
que toda la población europea procede de cinco mujeres originales,
las llamadas Cinco Evas de Europa.

 

Pero hay otros resultados aún más interesantes: como sabemos, la mayoría
de la humanidad somos descendientes de un reducido grupo de
antepasados que emigraron, por diferentes razones, de Africa.

 

Es como si de una paleta de cien colores, cinco decidieran emprender un
viaje cromático y combinarse entre sí fuera de la paleta.
Lógicamente, la mayoría de esos colores, la mayor variedad,
permaneció en Africa.

 


Variedad genética significa riqueza genética, menos variedad da lugar a
enfermedades y taras, mayor variedad y mezcla da lugar a organismos
más fuertes y con más posibilidades de sobrevivir, tanto en nuestra
especie como en cualquier otra de este planeta que utilice la
sexualidad como forma de reproducción. Por ello, la inmensa mayoría
de las personas resistentes naturalmente al virus del SIDA, por poner
sólo un ejemplo, se han encontrado en Africa. Por ello, si cayéramos
en la estupidez de creer o necesitar creer, que existen razas
superiores o inferiores, deberíamos admitir que, en varios aspectos,
la raza negra es superior a las demás.

 

Pero aún hay más sorpresas: genéticamente hablando, es posible que
usted se encuentre más cerca de su vecino libanés o paquistaní que
de su otro vecino de su misma nacionalidad. La razón es que el color
de la piel, que tanto nos llama la atención, significa en realidad
tan sólo un segmento mínimo de una cadena de miles, y otros muchos
segmentos, como la tendencia a ciertas enfermedades, resistencia al
dolor, inteligencia, o dureza de los huesos, no son percibidos a
simple vista, pero pueden, en su conjunto, ser más comunes en dos
personas de extremos del mundo que entre dos cercanas, incluso de la
misma comarca.

 

Son ya muchos los genetistas que afirman que, en vista de los últimos
descubrimientos, en nuestra especie, no se debería usar el término
raza, pues no se corresponde con la realidad desde el punto de vista
científico.

 

Esto, también debía desconocerlo el asesino ultraderechista noruego,
quien, de haber utilizado el tiempo invertido en preparar explosivos
en leer algunos libros de genética, otros de historia y alguno de
antropología, hubiera llegado posiblemente a la conclusión de que
el racismo surge en los pueblos nórdicos tan fácilmente, a pesar de
su educación y gran civismo, porque tienen poca costumbre de
convivir y mezclarse con pueblos y culturas diferentes, debido a que
son, al fin y al cabo, descendientes de grupos reducidos de población
semiaisladas durante siglos, en contraposición con las culturas del
sur del continente, acostumbrados al ir y venir de mil pueblos a lo
largo y ancho del Mediterráneo, principal foco cultural de
Occidente.


 

En el sur se cometen errores, pero son de otro tipo.
 

Por otra parte, es bien conocido, y cualquier psicólogo lo puede
corroborar, que el racismo suele germinar en personalidades
acomplejadas y lastradas con algún tipo de conflicto, nacido
posiblemente de un trauma, miedo, o complejo no superado. Son
enfermos, pero la sociedad puede, y debe, defenderse de las nefastas
consecuencias de su enfermedad.


 

3º ERROR: Las paradojas de la historia.

 

El tercer error lo cometió el asesino por desconocer tanto la historia
como las bases de la sociología. En una sociedad como la noruega,
cívica, mayoritariamente solidaria, y respetuosa con los derechos
humanos, su acción sangrienta conseguirá, muy posiblemente, justo
el efecto contrario del que pretendía: en vez de más xenofobia,
muchos ciudadanos se replantearán ciertas ideas que se extendían
peligrosamente entre ellos en los últimos tiempos.

 

Los resultados de las últimas elecciones en la mitad de los países
europeos son preocupantes, e indican el principio de una epidemia
que habría que tratar inmediatamente antes de que se extienda.

 

En al menos doce países, los partidos populistas de derechas, o los
claramente ultraderechistas, racistas y xenófobos, han tenido los
mejores resultados desde la II Guerra Mundial, normalmente como
consecuencia del hundimiento de la socialdemocracia, la misma que,
paradójicamente, había construído a lo largo de décadas las
sociedades del bienestar más ricas y estables de Occidente. Noruega
tuvo uno de los porcentajes de votos a partidos xenófobos más
altos, estos son los datos: Noruega (22,9%), Austria (28,2%,
repartidos en dos partidos), Suiza (29%), Suecia (5,7%), Finlandia
(19%, con un crecimiento del 500%), Dinamarca (13,9%), Holanda
(15,5%, casi el triple de lo que tenía), Reino Unido (5%), Bulgaria
(9,4%), Grecia (5,6%), Lituania (12,68%) y Hungría (16,6%, con un
crecimiento del 700%).


 

Para todos esos ciudadanos que empezaban a caer nuevamente en la demencia
que ya arrasó Europa hace más de setenta años, la lección ha sido
clara: los terroristas no son siempre esos señores de piel obscura y
semblante serio que surgieron mágicamente de la mano de la CIA, el
peor monstruo puede estar entre nosotros, y puede tener la piel tan
clara como turbias las ideas.

 

 

El odio producto de la ignorancia o la enajenación puede surgir en
cualquier ser humano, como una enfermedad, y no debe ser el aspecto,
sino los hechos y la base del respeto mutuo, lo que nos sirva para
juzgar e intentar comprender lo incomprensible a fin de evitar que
vuelva a repetirse.


 

Esta tragedia ocurrida en Noruega es la verdadera cara de esas ideologías
que señalan al inmigrante, al extranjero, al diferente, como en otro
tiempo, no tan lejano, al judío o al disidente politico, como el
culpable de todos los males, como el chivo expiatorio en quien volcar
cualquier frustración individual o colectiva.

 
 

Esta horrenda matanza es la verdadera y última cara de esa locura en la
que nunca deberíamos volver a caer.


Lástima que esa lección haya costado la vida de 76 inocentes y no haya
podido ser aprendida mediante la razón, el respeto, la tolerancia, y
la convivencia pacífica.


Nekovidal
2011 – nekovidal@arteslibres.net

 



 


 

COLLAGES DE IMÁGENES

 
Somos una única especie, la genética ha demostrado que ni siquiera es exacto diferenciarnos en razas. Una especie condenada a convivir en un planeta al que apenas estamos aprendiendo a respetar.

 

Here’s a link to a short BBC photo/video montage showing people and cultures around the world in amazing situations.  The photography is first rate...amazing, in fact.

 


 


 

     
Conferencias de Arcadi Oliveres, Doctor en Ciencias Económicas y experto en economía mundial

En este caso habla de dirigentes corruptos, entidades corruptas, el fraude fiscal que los ricos cometen en España, las guerras y el tráfico de armas y de drogas.



Guinea Ecuatorial y Teodoro Obiang Nguema, Banco Santander y Emilio Botín, Marruecos y Hassan II, la pobreza, la deuda, el fraude fiscal, la guerra, las armas, España...merece la pena escuchar las palabras de Arcadi Oliveres sobre estas realidades:


 

SOBRE LOS VERDADEROS CULPABLES DE LA CRISIS:


 


 


 
 

Los inmigrantes aportan más de lo que cuestan al Estado

 

Los extranjeros han permitido contención salarial, incorporación
de la mujer al mercado laboral y cinco años sin déficit en las
pensiones, pero la sociedad percibe todo lo contrario

EL PAIS - LAURA CONTRERAS - Madrid - 04/05/2011
 
 

Los inmigrantes aportan mucho más de lo que cuestan al
Estado, aunque existe una percepción totalmente contraria en la sociedad
debido al "desajuste entre los impuestos y contribuciones sociales
generados por los mismos y su distribución territorial", ha sintetizado
Javier Moreno, autor de un estudio financiado por la Fundación la Caixa.
Este refleja que los extranjeros han permitido contención salarial,
incorporación de la mujer al mercado laboral y cinco años sin déficit en
las pensiones.

 

"No es posible cuantificarlo, pero aportan hasta tres veces más de lo
que reciben", asegura Moreno. Menos del 1% de los que se benefician de
las pensiones son extranjeros. De estos, más de la mitad tiene
nacionalidad europea. El estudio recoge, también, que acuden a las
consultas de atención primaria un 7% menos que los autóctonos, y un 16%
menos al médico especialista, según ha apuntado María Bruquetas, autora
también del estudio.

Según las conclusiones, el "gran beneficiario
es la Administración central", mientras que las locales y autónomas
tienen dificultades para adaptar los servicios públicos al aumento de
población inmigrante. Esta se concentra, sobre todo, en zonas de la
costa mediterránea y en grandes ciudades, como Madrid y Barcelona,
"donde hay barrios que parecen guetos". Este es el principal motivo por
el que existe una percepción contraria entre los autóctonos que explica,
en parte, el rechazo creciente hacia los inmigrantes cuando vienen
épocas de crisis, han explicado ambos autores. "Ha habido una lenta
adaptación de las administraciones a la nueva demanda".Moreno ha
comentado que si en un ambulatorio de barrio con alta concentración de
extranjeros, por ejemplo, un señor que ha vivido ahí toda su vida tiene
que esperar más días para conseguir una cita, es común que atribuya esa
culpa a la presencia de inmigrantes, en lugar de a las administraciones
que no han sabido proporcionar los recursos necesarios", expone Moreno.

Este tipo de apreciaciones son alimentadas por los partidos de extrema derecha, al propagar ideas xenófobas, que están ganando terreno en varios países europeos, como Holanda.
"Incluso hay una falsa idea de que eligen el país de emigración según
la calidad de los servicios sociales, y que se aprovechan de estos",
asegura Moreno.

 


 


La migración como derecho



EL PAIS-LUIS FERNANDO CRESPO - Alcalá de Henares, Madrid - 17/05/2011



 


La migración es un hecho social muy complejo, del que participan seres humanos, que en ambas orillas tienen idénticas capacidades, motivaciones e intereses. Los jóvenes africanos asomados al anfiteatro mediterráneo perciben el bienestar aparente que disfrutamos en Europa; e imaginando fácil el acceso a la sociedad de consumo, quieren llegar hasta aquí a toda costa.



La necesidad de adoptar medidas de urgencia para hacer frente a lo que está sucediendo en las fronteras de Europa no debería ser incompatible ni puede sustituir al compromiso real de abordar las causas que originan los movimientos migratorios actuales, que difícilmente pueden ser calificados de voluntarios.


Para ser controlados, requerirían medidas que equilibren la distribución de la riqueza y garanticen la participación equitativa de todos los países en los beneficios de la globalización. Pero luchamos únicamente contra el síntoma que supone la violación de fronteras y posponemos para otro momento la lucha contra la enfermedad que representa la pobreza.

 

 
Reducir las diferencias de desarrollo, democratizar las sociedades de origen, crear trabajo decente allí donde viven las personas no son productos de mentes ingenuas. Son objetivos necesarios hacia los que hay que tender para que la emigración voluntaria, como opción personal, se convierta en un nuevo derecho humano al comenzar el tercer lustro el siglo XXI.    


 

 




Cuento Sufi: Lo que vale es lo que llevas adentro