TEXTOS TERTULIA ENTRELÍNEAS II (2010)
Francisco Antonio Vidal (Nekovidal)
NO HAY MAL QUE
POR BIEN NO VENGA
Comentábamos el otro día Juan y yo, tomando unas copas en El Papagayo, que teníamos tantos ejemplos en la memoria a propósito de este refrán, que no sabía uno cual elegir, cual expresaría con mayor claridad tan rotunda evidencia.
Hoy, a escasas horas de la tertulia, me encontraba en la misma situación, repasando lo visto y vivido para encontrar el ejemplo más oportuno cuando, siendo víctima de una cegadora iluminación, lo comprendí: la Santa Madre Iglesia, en su eterno afán de sembrar el mundo de paz y amor, sacrificando incluso su imagen, expuesta a la crítica de mentes poco piadosas e incapaces de comprender el alcance de su magna obra, lo había estado haciendo durante siglos: sembrar el mal para que diera como fruto el bien.
Así, siempre se ha puesto del lado del poderoso, ha perseguido todo tipo de pensamiento, salvo el que repetía su propio mensaje, ha torturado y quemado miles de personas, ha promovido y provocado guerras, algunas de exterminio, ha prohibido la ciencia y exaltado el sufrimiento hasta el extremo de usar todos los medios a su alcance para intentar que se ilegalizara, hace sólo un siglo, la anestesia y los analgésicos, ofreciendo a cambio a los fieles el dolor purificador, ha relegado, marginado y perseguido a las mujeres, esa mitad de la humanidad que tanto hizo por el cristianismo en sus orígenes, etc.
Hasta tal extremo ha llegado su afán pedagógico, que se ha convertido en el grupo humano con mayor número de pederastas en sus filas. Y todo ello, queridos hermanos, con el único fin, oculto a toda alma insensible y carente de fe, de provocar todo lo contrario de cuanto aparentemente predicaba, de conseguir, de la forma más efectiva posible, que florezca un bien previsiblemente grandioso, como consecuencia de tanto mal sembrado.
Sólo los santos padres que en la Iglesia han sido, legítimos representantes en la tierra del único Dios verdadero, han tenido la capacidad de dirigir tan sabiamente a la grey cristiana.
Y yo me pregunto: ¿no es hora de intentar devolver tanta paz y amor sembrada a lo largo de casi veinte siglos?
Modestamente propongo, tomando como ejemplo la magna obra de papas, cardenales y obispos que han dirigido con mano firme y sabia el Vaticano, que, tras declararlo estado genocida, se juzgue como tales a todos sus dirigentes y, con todos lo honores, se proceda a la voladura controlada de sus edificios, invitando al Santo Padre y todas las altas esferas de tan amorosa organización, a permanecer en su interior para pasar a formar parte de la tan extensa como digna lista de santos mártires cristianos.
Seguro que aceptarán, con la modestia, santidad y sabiduría que les caracteriza, tan sincera y cristiana propuesta.
Nekovidal 2010 – nekovidal@arteslibres.net
QUIEN A BUEN ÁRBOL SE ARRIMA, BUENA SOMBRA LE COBIJA.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija . . . siempre que el bosque no le impida ver los árboles, o viceversa, que no se vaya por las ramas y, sobre todo, que no sea leñador . . .
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NO POR MUCHO MADRUGAR AMANECE MÁS TEMPRANO
Cuando
tenian entre tres y cinco años, mis hijos, como tantos otros niños a esa edad,
creían, tan ingenua como lógicamente, que el día de su cumpleaños las personas
pegaban un estirón y crecían repentinamente,
de acuerdo a su recién
estrenada edad.
Como si fuera la noche de Reyes, les costaba dormirse, ante la emoción del
previsible milagro, y madrugaban más de lo habitual para ir a mirarse en un
espejo antes de despertar al resto de la familia, convencidos de que su altuta
había aumentado a lo largo de la mágica noche anterior.
“Ah, no por mucho madrugar amanece más temprano . . .” pensaba yo para mis adentros, aunque mi ingenuidad, como comprendí años después, no era menor que la de ellos, pues también algo cambiaba en mi mente tras cada cumpleaños, cada ceremonia, y un número nuevo pasaba a formar parte de mi identidad.
Ciertos pueblos, incluídos algunos a los arrogantemente consideramos primitivos, tienen una concepción mucho más real del tiempo, lo sienten como un todo continuo, y miran con sorpresa las particiones y divisiones que hacemos del mismo.
Aún tardé años en, no ya comprender racionalmente, sino sentir con lógica naturalidad, que cada día, cada segundo, cada instante, es nuestro cumpleaños, siempre tambaleándonos en el escurridizo alambre del tiempo presente, el único al que, hoy por hoy, podemos acceder.
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NO SIEMPRE
No siempre encontraremos respuesta a nuestras dudas, a nuestros interrogantes, tanto a los surgidos de la sana curiosidad como a los nacidos del más insano miedo, esa cadena, tan necesaria como destructiva, que condiciona nuestro ser. Vale la pena recordar, cuando nos atenace la angustia, y ante la imposibilidad de obtener una respuesta que nos complazca o consuele, que “siempre” es tan sólo una de las más absurdas ilusiones que puede crear nuestra mente.
A pesar de ello, aunque no siempre encontraremos respuesta, nos servirá de consuelo saber que, mientras sepamos mantener en nuestras mentes vivas la curiosidad y las preguntas, sin recurrir a la respuesta cómoda, buscándola pero aprendiendo a esperar modestamente su llegada, y sin caer en la acomodaticia ilusión de creer que ya sabemos, ese será el signo más claro que que, aunque no sea para siempre, aún estamos vivos.
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SI ES QUE YO . . .
Los soldados de Herodes, tanto como los centuriones romanos que clavaron a un tal Jesucristo en una cruz. Los cruzados cristianos que arrasaron y saquearon la santa y culta Constantinopla. El general que ejecuta la declaración de guerra de cualquier mercader, aristócrata o político. El soldado que fusila al reo indefenso, y al que sabe inocente, apretando el gatillo a la voz de “¡fuego!”. El funcionario que, por desidia, puede arruinar cualquier vida o complicarla hasta lo impensable. El profesor o el médico, siempre tanto más incompetentes cuanto más arrogantes, mientras destruyen cuerpos y mentes. El policía al que pagas su sueldo y que te apalea en una manifestación. El secretario judicial que te deja en la calle para entregar tu vivienda, de la que has pagado el ochenta por ciento, a cualquier banco usurero. Todos los verdugos y todos los torturadores que ha parido la historia.
Todos ellos, del primero al último, tienen algo en común: todos dirán, llegado el momento de las razones y las explicaciones, lo siguiente: “Si es que yo . . . sólo era un mandado”. . . y sólo con eso pretenderán justificar lo injustificable.
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EL VERANO SECA
LAS IDEAS
El verano seca las ideas, por lo que es, sin duda, la época más democrática del año, quedando todos perfectamente igualados a nuestros líderes políticos de todos los colores, idénticos todos en nuestro vacío y sequía mental . . .
Así que no suframos por el ya evidente calentamiento global: será un torrente de democracia.
Por cierto, ¿qué decíais que había que escribir sobre este tema . . .?
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EL VERANO SECA LAS IDEAS
El verano seca las ideas, y a mí me ha dejado sólo una rondando insistente la cabeza, como esas pegajosas moscas veraniegas, símbolo del estío, esas moscas que, según nuestros vecinos chinos, nos pueden decir todo sobre una persona tan sólo observando cómo la espanta.
La persistente idea moscona me dice, una y otra vez, zumbando:
¿Cuándo llegará el día en que todos los héroes sobren en este mundo . . .?
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COSAS QUE SE
PUEDEN CAMBIAR Y COSAS QUE NO SE PUEDEN CAMBIAR
Si digo: “Todo, absolutamente todo, se puede cambiar”, alguien me dirá: “Estás ciego . . .”, y tendrá argumentos para apuntalar su afirmación. Si digo: “Nada, absolutamente nada, se puede cambiar”, alguien me dirá: “Estás ciego . . .” y también tendrá mil razones con las que secundar su afirmación. Y ambos tendrán razón. Mientras, aquí sigo, rehuyendo la ceguera del conocimiento sin duda, buscando ese sutil equilibrio que consiga hacer convivir ambas verdades, armando, paso a paso, y a cada instante, mi pequeña existencia, mi diminuta e infinita realidad . . .
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COSAS QUE SE PUEDEN CAMBIAR Y COSAS QUE NO SE PUEDEN CAMBIAR
Todos intentamos, y cuanto más jóvenes o inmaduros, más, cambiar a todos, antes que cambiar nuestro entorno, y mucho antes de sospechar siquiera que nos podemos cambiar a nosotros mismos.
En un ejercicio de nula efectividad, al que tan aficionados somos los humanos, perdemos tiempo y energía en construir el paraíso al revés, pretendiendo transformar el mundo de fuera hacia dentro, en vez de seguir el curso natural de átomos, células y galaxias, el del mismo parto de este universo, que se expresó mediante una explosión, a partir de un minúsculo punto interior, para nosotros aún desconocido.
Un día descubrimos finalmente la paradoja de que, siendo consecuencia portadora de la ilusión del libre albedrío, somos, al mismo tiempo, causa, y quien sobrevive a la sorpresa, cambia el rumbo de su vida.
Porque quien más, quien menos , todos buscamos cómplices a nuestras ideas y compañía a nuestra soledad, hasta que aprendemos a navegar entre los mitos, alucinaciones y miedos de la propia mente. Entonces ya sólo buscamos amistad.
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MI
SEGUNDA VEZ
“Poco se aprende con
la victoria, pero mucho con la derrota”.
(Proverbio japonés)
La segunda vez es siempre la más importante en nuestra existencia.
La primera escapa completamente no sólo a nuestro control, sino a nuestra ilusión de control incluso. Limitados por nuestras percepciones anteriores, ni imaginar podemos cuanto nos afectará una vivencia nueva, sea del tipo que sea.
La primera vez estamos completamente en manos del azar, indefensos ante aquello que la vida nos presenta, pues no podemos ni calcular ni imaginar siquiera a qué dará lugar la combinación de todas nuestras experiencias anteriores con la novedad recién descubierta.
La segunda vez, sin embargo, con cuanto hemos aprendido de la primera experiencia, bien sufriendo o bien disfrutando, es cuando juzgamos y decidimos, o disfrutamos al menos de tal sensación de libre albedrío, tan subjetiva como tranquilizadora. Ayudados por la memoria nos sumergimos en complejos cálculos y juicios, que muchas veces se dirimen en segundos, para tomar una actitud ante lo ya conocido, emitimos un juicio.
Y la tercera vez es ya la del examen, por eso decimos que “a la tercera va la vencida”, colmando tanto las expectativas como la paciencia.
La tercera vez es aquella en que ya no queda disculpa ni justificación para nuestros errores, que desenmascaran definitivamente nuestros miedos o nuestra ignorancia.
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EL AQUELARRE
No fué difícil capturarlos a todos: tendían a ser dóciles en sus lugares sagrados. Eran paganos, una religión ancestral, tan respetable como cualquiera, que había reinado en Occidente durante milenios, una religión incruenta que no necesitaba imponer a otros su verdad para creerla, porque su verdad era tan simple o compleja como la naturaleza que daba y quitaba vida según un, para los humanos, incomprensible designio.
Dos semanas después, ardían en la hoguera los cuerpos de tres de ellos. Mientras entre el público asistente unos callaban, otros rezaban, y otros vociferaban, los enfermos de poder hacían cuentas: El obispo calculaba que podría ampliar sus tierras de pastoreo en unas dieciocho hectáreas, las recién confiscadas a uno de los acusados de brujería. El señor feudal también hacía sus cuentas: ahora conseguiría a la hija del segundo ejecutado, una doncella arisca que no accedía de buen grado a sus pretensiones y que ahora habría de elegir entre doblegarse a los caprichos de su señor o seguir el destino de su padre.
El alguacil, por su parte, calculaba el dinero que debía, y ya nunca pagaría, al tercer ejecutado.
Una vez más, la religión como excusa de la barbarie.
Pero he aquí que los cálculos de los tres resultaron estar errados: el obispo nunca llegó a hacer suyas las tierras de pastoreo, pues mientras tramitaba la legalización del saqueo, durante un viaje, cinco días después de la ejecución, su comitiva fue atacada por un grupo de bandoleros, y entre ellos, para desgracia del obispo, se encontraba un hermano del hombre injustamente ejecutado.
Tuvo el alto cargo de la Iglesia una muerte más cruel y lenta que la del campesino adorador de la naturaleza: su hermano, lleno de odio y afán de venganza, echaba puñados de sal en el vientre abierto del obispo mientras le gritaba: “Ésta es, tanto como la vuestra, la mano de Dios”.
Tampoco el señor del feudo vió cumplidos sus planes: la doncella huyó del pueblo tras enterrar los restos de su padre, y no fue suficiente la movilización de todos los soldados para encontrarla.
El hombre, poco acostumbrado a no ver cumplidos sus caprichos, cayó fácilmente en una patológica y destructiva obsesión. “El señor enferma de deseo no cumplido”, decían las comadres del pueblo. Su vida se fué apagando a lo largo de tres largos y dolorosos meses. Y el alguacil, unas semanas más tarde, se despeñó con su recién adquirido rocín, aquél que había comprado con el dinero con que tenía previsto saldar su deuda con el campesino ejecutado.
Una vez más, la naturaleza ejercía esa poética justicia que ocasionalmente sirve de consuelo a sus criaturas.
Ahora, las viejas, mientras tejían, murmuraban: “Ah, la natura no perdona la crueldad hacia sus buenos hijos . . .”
Se cuenta que en ese pueblo, más de un alma abandonó en ese tiempo la nueva religión, que había perdido sus raíces, para volver a las raíces de otra fe anterior, cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos.
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¡QUÉ BIEN ME LO PASÉ!
* Anotaciones del diario de James, un turista nórdico en la Costa del Sol: “Ayer fuí a una fiesta curiosa: se reunían músicos y escritores y mostraban sus obras sobre un tema específico, en ese caso el acto estaba dedicado a Cervantes, por celebrarse el Día del Libro.
Cantó un coro, leyeron unos textos, la mitad de ellos en castellano antiguo, por lo que no entendí casi nada, pues no soy más que un turista en esta tierra cálida y extraña, y el idioma siempre marca un límite, una lástima.
Bebían, comían, charlaban, y hasta hicieron un extraño ritual del norte de España al que llamaron “queimada”. Parecía que era un encuentro de personas donde no había nada que demostrar, me gustó el ambiente . . .
El año próximo volveré a pasar por allí, ha valido la pena.
¡Qué bien me lo pasé . . . !”
* Anotaciones del diario de Raúl, un joven residente en el extrarradio de Madrid:
“Anoche salimos de caza. Hay que limpiar España. Éramos ocho camaradas, todos con los cojones bien puestos.
Ya sabemos donde se esconden las ratas, donde hay basura. Primero nos cruzamos con un moro, ese ya se acordará de nosotros hasta que se muera, si todavía sigue vivo . . .
Después cayeron dos gitanos: “Payos hijos de puta” nos gritaban mientras les pisábamos la cabeza.
Y para terminar la noche, un negro que hurgaba en la basura, estará una temporada alimentándose con una sonda en algún hospital de mierda.
Joder que noche, gritaban como cerdos . . .
¡Qué bien me lo pasé . . . !
EL MOMENTO OPORTUNO
Ese instante en que la curiosidad se sacia y aprendes y comprendes algo nuevo, algo que te llena aunque no sepas si algún día te servirá para algo concreto.
Esos instantes en que el azar o algún dios te hace un regalo, te emborracha de alegría o placer, y ya eres lo bastante viejo o sabio como para no hacer demasiadas preguntas.
Ese instante en que, mirando a tus hijos, o a un árbol rebrotar, presientes el poder de la vida, su fructífera fuerza, y adivinas el juego infinito del que eres una ínfima pieza, aunque lo suficientemente grande como para participar del milagro.
Esos momentos duros o muy duros, pero, aunque no lo comprendamos, nunca crueles, en que la vida te pone y lo pone todo a prueba y, aún así, sobrevives para contarlo o recordarlo.
Esos momentos, cada segmento de tiempo, que aparece ante nosotros como imprescindible para armar en nuestra mente el rompecabezas sobrecogedor al que llamamos realidad.
Ese intante en que el presente, extrañamente, tiene sentido por sí mismo.
Ése, o cualquiera, es el momento oportuno.
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EL CINE EN LA VIDA DE CADA UNO
Pertenezco a la primera generación criada frente a un televisor. Recuerdo con que sorpresa observaba que a mi padre apenas parecía interesarle el aparato en cuestión, y uno de los mejores recuerdos de infancia es ver juntos ocasionalmente alguna película. Creo que podría decirse que durante unos años fuí un niño adicto a la televisión, y sólo algunos juegos, que no todos, en la calle, conseguían parecer más tentadores que estar toda la tarde, si era posible, ante la que ya era, pero todavía no era llamada, caja tonta.
Como mi padre tenía un restaurante enfrente al Canal 12 de televisión de Montevideo, pude disfrutar del extraño privilegio de ver unos personajes en la pantalla y encontrármelos en persona al volver la cabeza. Supongo que eso me ayudó a desmitificar la fama y el culto a la personalidad: para mi eran unos señores más, algunos buenos amigos de mi padre que me trataban con cariño y respeto y otros elementos que parecian ir por la vida buscando constantemente donde aparcar su enorme ego, había de todo.
Pasaron los años, y mi gusto por la televisión fue creciendo, en ese tiempo vi indiscriminadamente películas, dibujos animados, series y hasta documentales. Entre esos cientos de películas recuerdo especialmente una de náufragos, que vi cuando tenía ocho años, porque un corte de luz impidió que disfrutara del final. La guardo en la memoria como si fuera hoy, y las películas de naufragios siguen siendo de las más interesantes para mi. En aquel entonces no sabía porqué, y hoy ya sé que me interesan porque en ellas se aprende mucho sobre la naturaleza humana, cuando ésta es expuesta a los extremos de una tragedia, el hambre, o el miedo a la muerte.
Nunca he renunciado a la televisión, aunque he pasado y puedo pasar largas temporadas sin ella y sin padecer ningún síndrome de abstinencia, pero hoy en día la utilizo como una herramienta muy dosificada: casi diariamente veo un documental y algún programa de humor, y de vez en cuando una película, de las pocas que puedo encontrar de final no previsible.
Casi nunca veo la televisión directamente, sino programas grabados previamente, con lo que me evado de la dictadura de la publicidad, que tan bien refleja lo peor, tanto de nuestra naturaleza, como del sistema social alienante en que vivimos.
Tendrán que disculparme los cinéfilos, pero para mi no existe gran diferencia entre cine y televisión: es aprender y disfrutar a través de la imagen, de la vista, y sólo le veo como peligroso inconveniente la pasividad del receptor, pero creo que tampoco se deben hacer aspavientos, también nuestra actitud es pasiva mientras leemos, y no por ello consideramos perniciosa la literatura.
Sobre las posibilidades del uso de la imagen con fines de manipulación social, ya todo parece estar dicho y hecho: Hitler llegó a donde llegó usando la radio, y los alemanes cayeron en la trampa. Medio siglo después, Bush prohibió emitir imágenes de su lucrativa guerra sin que se considerara tal censura un ataque a la libertad, pues quien juzgaba eran tres generaciones criadas al amparo o desamparo de la televisión: bien alimentados materialmente y famélicos emocionalmente. La ley, copiada de una idéntica del nazismo, sigue vigente.
Así pudimos comprobar el resultado del uso de tal tecnología sobre la sociedad cuando es utilizada con fines espúreos: una muchedumbre de seres tristes y frustrados que considera más interesante el mundo primitivamente virtual que ven a través de una pantalla, que cuanto y cuantos le rodean. Con el espectáculo apropiado, siempre es posible crear en ellos, nosotros, cualquier innecesaria necesidad, con el consiguiente lucro.
Pero de igual forma que, como decía la canción, el video mató a la estrella de la radio, actualmente la informática ha relegado la televisión a un segundo plano, y seguro que hoy día miles de niños miran asombrados a sus padres, todavía televidentes, pero apenas interesados por ordenadores y computadoras, sin comprender cómo no les interesa esa última herramienta o arma, panacea o locura, que hemos inventado los humanos para hacer cada día más tupida la red de consciencias que dará lugar, tal vez dentro de no mucho, y por primera vez, a una humanidad que piense colectiva y empáticamente, superando la obsoleta estructura de millones de individuos compitiendo entre sí bajo el dañino hechizo de que es más efectivo competir que colaborar.
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EL VIAJE QUE CAMBIÓ TU VIDA
Dos viajes muy reales:
Me desplazo desde hace años en un vehículo a 29,5 kilómetros por segundo o, lo que es lo mismo, a 106.000 kilómetros por hora, recorriendo unos 2.544.000 kilómetros al día.
A pesar de ello, me han puesto multas por otras muy extrañas razones, pero nunca por exceso de velocidad.
No sé si el precio del viaje estaba pagado de antemano o habrá que pasar por taquilla al final, ni la razón de desplazarnos tan rápido en un viaje elíptico que nos puede llevar, en el mejor de los casos, al punto de partida.
La mayoría de mis compañeros de viaje desconoce la velocidad a la que se mueve, aunque algo deben presentir, visto su gusto y empeño por ir lo más rápido posible a ninguna parte.
A la nave la llaman Tierra, aunque debería llamarse, en buena lógica, Agua, y más de una vez he gritado, como tantos, y sinceramente convencido: que paren el mundo, que me bajo.
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HAY COSAS QUE NADIE PUEDE HACER POR TI
Por suerte para todos los pobres y desgraciados, o sea, para la mayoría, hay cosas que cada cual ha de hacer y padecer por sí mismo, por mucho poder o riqueza que se haya conseguido acumular en la vida. Si no, hasta de rascarse se librarían los poderosos, pero la vida está impregnada de una extraña justicia poética que pone lo más valioso al alcance de cualquiera y permite a la codicia y la fortuna apoderarse sólo de las migas de un banquete al que nunca tendrán acceso.
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¿TE COMERÍAS A TU PERRO?
Sin dudarlo, especialmente si se tratara de un perrito caliente, y aún si no lo fuera. A modo de autojustificación y consuelo, me acordaría de aquel pobre can que tuvo que ir devorando poco a poco a su dueña, ya fallecida, pues nadie hacía caso a sus ladridos, al quedar encerrado varias semanas con el cadáver. Estaba en su derecho el cánido a disponer, como cualquier ser vivo, de un cadáver para conservar su vida, pero no menos derecho tendría yo a disponer del suyo . . . y tratándose de un perro, de ahí lo de llevar una vida perra, que fuera o no cadáver en ese momento, sería un pequeño detalle fácilmente subsanable . . .
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LA CEGUERA DE QUIEN CREE VERLO TODO
Si no recuerdo mal, era Rosa Montero quien, no hace mucho, escribió un artículo de prensa haciéndose eco de una anécdota que le sucedió a una estudiante alemana, quien, estando en la cafetería de su universidad, se encontró a un estudiante africano comiendo de los platos de su bandeja. Ella, considerándole desconsiderado, se sentó enfrente y se puso a comer también, mientras observaba como el estudiante sonreía y callaba, lo que interpretó como una prueba más de mala educación, e incluso de cinismo. Ya terminada la comida, y al levantarse, observó en la mesa contigua una bandeja con todos los platos sin tocar: ésa era su comida, y había sido ella la que había comido, sin mediar palabra, de los platos del estudiante africano, quien se había resignado y limitado a sonreírle mientras compartía su comida, seguramente creyendo que era una estudiante con problemas económicos.
Muchas veces la vida nos da ese tipo de lecciones, que nos demuestran hasta qué punto lo evidente puede no ser más que un error interpretativo de nuestra mente o la más disparatada fantasía, sin más.
No obstante, nuestra necesidad de certeza a cualquier precio, nos hace a menudo olvidar esas lecciones para volver a la comodidad de quien cree, como todos en el fondo, estar en posesión de la verdad, del análisis oportuno, haciendo cuanto se puede hacer con las herramientas a nuestro alcance, siendo y actuando lo mejor posible en el mejor de los mundos posibles, el que, con tanta imaginación como esfuerzo, hemos creado en nuestras mentes.
A nadie se le puede reprochar esa necesidad de certeza, es el precio que pagamos a cambio de la capacidad de abstración que tanto nos aporta en la vida. Pero sí es reprochable cuando esa certeza personal, sea cual sea, traspasa los límites de lo individual y se cree con derecho a imponer su verdad: de ahí al integrismo, a no saber distinguir juicio de linchamiento, o a quemar a una persona mientras nos convencemos de estar haciendo no ya lo justo, sino incluso un gran favor, al salvar así su alma eterna, hay apenas un peligroso paso . . .
Por ello, cuando encontremos a alguien que, ante una frustración de cualquier tipo, sigue el camino de la imposición, es conveniente preguntarle si admitiría ser salvado, ayudado, socorrido y bendecido de la forma en que pretendidamente haría con los demás, consiguiendo así tal vez que ilumine su mente la siempre saludable duda. Aún en el supuesto de que así fuera, queda la segunda parte: admitir el derecho de los demás a la diferencia, a ver y vivir como crea opportuno mientras no intente imponerlo a sus semajantes.
Si se constituyera una organización de ciegos formada por quienes creen verlo todo mientras acusan al resto del mundo de no comprender, no ver, no interpretar correctamente o, simplemente, no razonar, sería sin duda la mayor organización humana, pero no venderían cupones para un sorteo de lotería, porque todos ellos se creen, el que menos, afortunado de poseer, sin un ápice de duda, la verdad y la razón en sus manos.
Nekovidal 2010 –
nekovidal@arteslibres.net
AMÉN
Padre que estás, según algunos, en algún cielo, respetado sea, como el de todos, tu nombre, venga a nosotros la duda que nos impida, caer en el fanatismo de negar otros dioses, o en el integrismo de matar en tu nombre.
Hágase tu voluntad mientras sea voluntad de paz, sean tus ceremonias cantos a la vida y no al poder, Proteje de si mismos a ciegos que todo lo creen ver, y aparta de tu iglesia a quienes la codicia mueve, porque en tu nombre, cuanto ellos tocan, muere.
Enséñanos a comprender para poder perdonar, para que nuestro perdón no quede en hipocresía, y el difícil y casi desconocido arte de amar, que nos dé ánimos para vivir cada nuevo día, aún sabiendo que todo, hoy mismo, puede acabar.
Tiéntanos cada día con la curiosidad y la risa, con la alegre esperanza en un mundo mejor, con la dulce tentación de alcanzar la sabiduría, suficiente para comprender el misterioso amor, único motor de lo humano y de la misma vida, única razón que a tu nombre puede dar razón.
Amén.
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EL CAOS
No existe el caos, sino tan sólo nuestra incapacidad de comprender un orden demasiado tenue y complejo para nuestras pesadas y simples mentes.
Visto desde otro punto de vista, no creo que exista mayor prueba de la existencia del caos que la necesidad de crear ese concepto para huir del miedo a lo incomprensible.
De una u otra forma, se llega a conclusiónes realmente caóticas . . .
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PRINCIPIO ABIERTO-9 (Nekovidal - Lola Carmona)
La sequía había reducido drásticamente nuestro espacio vital. Yo era aún muy joven, pero lo recuerdo perfectamente. El hambre fue haciendo estragos entre nosotros, y pronto hasta la convivencia dentro de las mismas familias se hizo insoportable.
Lo peor eran las incursiones de vecinos hambrientos en busca de comida, si no había nada que entregar o compartir, alguno de nosotros pasábamos a ser su alimento. Vivíamos aterrorizados.
De mis tres hermanos, sólo uno sobrevivió, también mi padre, a duras penas, aunque arrastró secuelas el resto de su vida.
Al fin, un extraño día con un cielo de mil colores, volvieron las lluvias, subió nuevamente el nivel de la charca, todos volvimos a tener alimentos suficientes y, lo que es más importante, ya no estábamos a merced de esos sanguinarios peces que nos devoraban cada día, pudiendo así completar nuestro ciclo vital y transformarnos en robustas ranas adultas.
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Y
conforme desaparecían los miedos, empezábamos a sentirnos libres y ya no era
posible hacernos daño, pues ahora éramos dueños de nuestro destino. (Lola
Carmona)
NO ESTOY INSPIRADO
“No estoy inspirado”, me dice Juan, y una semana después me encuentro en su casa un cuadro que es, para unos, una simple i latina, y para otros, yo entre ellos, la genial y concreta simplificación que sólo el sumie oriental, ocasionalmente, alcanza: una luna y su reflejo en el mar, o un universo tan amplio como pueda concebir la mirada de quien lo observe.
“Hoy no estoy inspirada”, nos dice María, y, tras su obligada presentación del escrito, un privilegio democráticamente admitido, nos sorprende una vez más.
Y ambos dicen, modestamente, no estar inspirados . . .
Mientras, en cientos de librerias, hoteles de lujo, editoriales y salas de exposiciones, a lo largo y ancho del mundo, personas aparentemente seguras de su inspiración, se rodean del oportuno espectáculo que alimente su ego y, ocasionalmente, su bolsillo.
Esos sí se dicen y creen inspirados, mientras las musas, hartas de tanta egolatría, tras catar desganadas los canapés y el vino gran reserva, esbozan un gesto de hastío y displicencia y parten en silencio a buscar almas lúdicas que las alimenten con el inocente e interminable juego de la creación.
Las creaciones de esas almas que afirman, cada día y mientras crean, que no están inspiradas . . .
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PRINCIPIO ABIERTO-8 (Nekovidal-Pepe
Guerrero)
Se dice que nuestra especie tiene unos 250.000 años de edad. Desde entonces hasta hoy, muy poco ha cambiado nuestro cuerpo y menos, incluso, nuestra mente, por mucho que nos moleste admitirlo.
Durante todas esas decenas de milenios hemos sobrevivido a duras penas bajo una miseria física y unos temores constantes que nos han marcado irremediablemente: desde el terror de habitar cuevas a las que en cualquier momento podía acceder un depredador que acabara con nuestra vida o la de nuestros hijos, a la incertidumbre de si habría algo que comer al día siguiente, todo ha sido vivir en un miedo continuo, una incertidumbre que ha ido calando nuestras costumbres hasta el tuétano mismo de nuestras amedrentadas mentes.
Somos apenas la primera generación que se ha quitado de encima el yugo del hambre, pero la memoria es terca, y hace surgir la sombra del miedo al desamparo y a la desnutrición en cualquier momento y con cualquier excusa, es la tiranía de la costumbre. Algunos intentan compensarlo engañosamente con la acumulación obsesiva de riqueza, pero esa trampa nunca funciona, y no hace sino acrecentar los dolores y miedos ajenos sin disminuir ni un ápice los propios.
El tercio que formamos la minoría privilegiada que habita el Primer Mundo podemos, mayoritariamente, dedicar una parte de nuestro tiempo a buscar la felicidad, un privilegio reservado durante milenios a una reducida minoría dentro de la minoritaria aristocracia que ostentaba el poder piramidal dentro de un sistema primitivo y cruel.
De repente, y en contra de nuestras ancestrales costumbres, hemos descubierto que la vida es algo más que tener el alimento y el cobijo asegurados, algo más que la siempre relativa seguridad física. Comenzamos entonces a perseguir la felicidad, a reivindicarla como un derecho y a sentirla casi como una obligación, a fin de evitar la incómoda sensación de que la vida, simplemente, pasa de largo ante nuestros ojos.
El mestizaje cultural de dos de los focos culturales del mundo, Oriente y Occidente, ha dado lugar a movimientos tan extraños como interesantes, de los que el movimiento hippie o la Nueva Era fueron tan sólo los primeros ejemplos.
Aprendimos a mirar de una forma algo más amplia, pero esa amplitud, al tiempo que nos enriquece, nos desconcierta, al plantear nuevos interrogantes, especialmente sobre como encontrar un paralelismo y concordancia entre esas ideas y la asfixiante vida cotidiana en nuestras sociedades postindustriales, alienantes y alienadas bajo un consumismo patológico.
Y es entonces cuando nuestras energías se dirigen, inevitablemente, al mundo de los sueños, desarrollando la abstracción como nunca lo habíamos hecho antes.
Los sueños y fantasías propios, siempre autoalimentados y reticentes a cualquier crítica, nos van envolviendo en su telaraña de ilusión en la ilusión, de la búsqueda constante de consuelo y autosatisfacción. Caer en sus redes significa convertirnos en siervos de un tirano ciego que pretende darnos lecciones sobre la belleza de los colores, pero deshacernos de ellos es renunciar a uno de los pilares de nuestra paradójica naturaleza humana.
Así transcurre nuestra vida, en un constante ejercicio de equilibrio y funambulismo, de certidumbre e incertidumbre, donde los sueños se presentan ante nosotros tan imprescindibles como peligrosos, un juego en que, a diario, tenemos que adivinar o intuir, ante cada uno de ellos, ante cada abstracción, cual vale la pena perseguir y vivir y cual dejar pasar de largo.
Por eso . . .
Nekovidal 2010 –
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…… Si hombres y mujeres empezaran a vivir (todos) sus efímeros sueños, cada fantasma se convertiría en una persona con quien comenzar una historia de amor, de persecuciones, de simulaciones, de malentendidos, de choques, de opresiones, y el carrusel de las fantasías se detendría.
(José Guerrero Ruiz)
PRINCIPIO ABIERTO- 6 (Begoña Ramírez- Nekovidal)
“¿Qué harás cuando hayas exterminado a tu enemigo, cuando ya no quede nada por bombardear, nada por destruir, nadie a quien matar?
¿A quién echarás entonces la culpa de tu vacío? ¿A quién señalarás con el dedo?
Tu enemigo, tú ya lo presentías, lo es tan sólo porque le has dado esa categoría en tu mente, en tu memoria. Cayendo en la trampa del odio, alguien tiró en algún lugar la primera piedra que desencadenó esta locura. Tú lo sabes porque fuiste testigo de esa primera piedra.
¿Qué hubiera sucedido si en aquel preciso momento, quien alzó la mano hubiera dudado un instante, esa duda le hubiera llevado a razonar, la razón a comprender, y la comprensión, si fuera necesario, a perdonar . . . ?
Simplemente, que el ser humano habría dado ayer el paso que está condenado a dar mañana si pretende sobrevivir”.
Cerró el libro, se desprendió del fusil, que arrojó al fondo del mar desde el acantilado y . . .
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Decidió seguir caminando. Al fin y al cabo nada tenía que perder y nadie en
realidad había asegurado que existiera un fin de trayecto. (Begoña Ramírez)
PRINCIPIO
ABIERTO- 5 (Nekovidal- M.C. Martínez)
Meditaba el otro día sobre lo curioso de nuestra naturaleza y lo azaroso de cuanto nos rodea. Con más voluntad que argumentos intenté encontrar el lado positivo de cuanto sucede, de algunas de las cosas que a diario nos indignan, sin caer en la cuenta de a lo que dan lugar.
Valga de ejemplo el caso del juez Garzón: Luis Moreno Ocampo, el fiscal de la Corte Penal Internacional, llevaba años detrás de Garzón, invitándole una y otra vez a que pasara a formar parte de un organismo imprescindible para dar un paso social evolutivo para la Humanidad: no dejar impunes los asesinatos masivos de otros seres humanos. “Explicándonos como investigó a ETA y a los Gal, nos será de gran ayuda para poder investigar tramas similares en el resto del mundo”, afirmó el fiscal.
El caso Garzón ha venido a demostrar dos hechos ya incuestionables: que en España existe separación de poderes e independencia judicial, al menos cuando gobierna un partido socialdemócrata que se tiene por socialista y, la más dolorosa, tal y como han venido afirmando durante años quienes parecían los más radicales de entre los españoles y que han resultado ser los más objetivos: la Transición española ni se hizo bien, ni era tan digna de alabanzas como pretendieron vendernos. España sigue siendo el único país de Europa donde una forma dictatorial no ha sido condenada por uno de los dos partidos mayoritarios, el único donde las estatuas de un dictador genocida han sido eliminadas lenta y paulatinamente a lo largo de treinta años, y el único donde la memoria histórica se ha conservado y manejado tan mal, que algún joven español no tiene todavía claro que Franco era un dictador al mismo nivel que Mussolini, Hitler o Stalin, diferenciándoles sólo el número de víctimas, pero no su voluntad de matar.
Pero
ahora, y a pesar de esa vergonzosa situación, culminada con el esperpéntico
juicio a Garzón, éste se encuentra en La Haya, y desde ahí podrá, sin duda, ser
mucho más útil a la Humanidad. Que así sea.
El segundo caso llamativo es el de la crisis: a estas alturas resulta evidente que ni se va a recuperar el dinero robado ni se van a cerrar siquiera las cuevas de ladrones en que ha sido escondido, los paraisos fiscales, un veinte por ciento de la riqueza mundial. Para colmo, las medidas que se toman hacen pagar las consecuencias del saqueo a las víctimas del mismo, a quienes ya pagaron y siguen pagando de sus bolsillos las enormes sumas de dinero público necesarias para asegurar que siga funcionando un sistema que ha demostrado ser, además de ineficaz y obsoleto, cruelmente injusto. Se aprovecha para recortar leyes, derechos y prestaciones sociales y, en algunas ocasiones, se pregunta uno si no estará alguien midiendo por igual nuestro nivel social de paciencia y de estupidez. A pesar de ello, apenas hay manifestaciones, salvo algunas ocasionales y con poca asistencia. ¿Manifestaciones contra quién? , se preguntan algunos: los ladrones están bien protegidos por las leyes que los políticos, sus servidores, hacen a su medida.
Paralelamente recordaba las manifestaciones contra la invasión de Irak, y ahí he encontrado la parte luminosa de esta historia: resulta que salimos por millones a las calles de todo el mundo para protestar por una injusticia que no nos afectaba directamente a nosotros en ese momento y, de hecho, se suponía que conservaría nuestros privilegios durante unos años más, pero dijimos: “No, no queremos gasolina manchada de sangre en nuestros automóviles”.
Así somos, esa es la parte enternecedora que no solemos pararnos a mirar de nosotros mismos: nos movilizamos indignados ante una injusticia que afecta a otros, pero no reunimos esa fuerza para salir a la calle cuando se nos está robando delante de nuestras narices . . . así somos, y no nos vendría mal no olvidarlo, sumergidos en un sistema que intenta mantenernos cuando no indignados, amargados y asustados, todos ellos sistemas muy efectivos para reducir nuestra capacidad de crítica, raciocinio y análisis.
Esos detalles, algunos regalos del azar, como el caso Garzón, y otros espejo directo de nuestra naturaleza, deberían hacernos comprender que, a pesar de todo, y posiblemente por caminos largos y hasta sangrientos, esta especie evoluciona, con sus errores y miserias, con su terquedad, sus miedos y su ceguera.
Tal vez sea verdad que nos espera un paraíso en esta tierra, y hacia allí, aunque sea lentamente, nos dirigimos . . .
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Y si no, al infierno, donde, supongo, habrá buenos chuletones de Ávila a la parrilla y buen riojilla... Mari Carmen Martínez
PRINCIPIO ABIERTO 3 (Juan Pérez de Siles-Nekovidal)
Colorín Colorado era un joven escritor muy osado, merecedor de su apodo, según algunos, por sus mejillas sonrosadas. Colorín quería escribir el relato perfecto pues, en su ingenuidad, creía que existía tal cosa, como si la perfección formara parte de la naturaleza humana.
Colorín hizo miles de fichas con las que construiría su novela ideal, la gran obra que admiraría la posteridad. Estudió en varios talleres de escritura, esos que prometen la inspiración y el arte a bajo precio, despreciando a escritores principiantes y a cuantos despreciaran la ortodoxia literaria.
Tras mucho deambular por su mente, al cabo de los años comprendió que las mejores historias eran las abiertas, en su principio, en su final y, a ser posible, en su misma trama. Garabateó cientos de folios, probó a escribir con lápiz, pluma u ordenador, probó a escribir de día y de noche, en la montaña y frente al mar, en hoteles y en parques, solo y en compañía, pero no conseguía gestar el anhelado texto perfecto, la obra cumbre de la literatura.
Recurrió a los que creía maestros consagrados que le guiaran en su magno intento, pero sólo consiguió que la mitad le dijeran: lee más, y la otra mitad: vive más . . . Todo lo probó, todo lo intentó el pobre Colorín, pero las musas se resistían a brindarle su abrazo.
Ya anciano, y todavía incansable en su búsqueda, volvió a intentarlo con textos de pricipio y final abierto, pero ni la duda ni el placer de escribir podían ya anidar en su cerrada mente, clausurada para siempre en la arrogancia de quien no comprende que el arte es, ante todo, placer al crear y placer al compartir lo creado, dos de las puertas a las que nunca se le ocurrió llamar. Siguió y siguió buscando el texto perfecto, el perfecto texto abierto . . .
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Lo más abierto que se le ocurrió, después de haber dado muchas vueltas al coco buscando inspiración fue: Colorín colorado este cuento se ha acabado.
Juan Pérez de Siles
PRINCIPIO ABIERTO 2 (Nekovidal)
Habían sido catorce los náufragos supervivientes. Al principio, todo había sido muy duro, pero los abundantes restos del naufragio, con herramientas, botiquin y hasta una pequeña biblioteca, lo hicieron fácilmente soportable. Transcurridas dos semanas, la vida material se estabilizó y disfrutaban de un mínimo de seguridad física, comenzaron a darse cuenta del paraiso que estaban habitando. Se repartía el trabajo cada mañana equitativamente y al ser apenas dos horas, nadie se planteaba siquiera trampear en su ejecución. Tras recolectar la fruta y pescar, el resto del día era tiempo de juegos, lectura y debate, que se completaban con una asamblea y fiesta nocturnas. Todo parecía perfecto. Al cabo de cinco meses decidieron que, en caso de rescate, los catorce permanecerían en la isla, limitándose a pedir algunas medicinas y una radio para casos de posible emergencia. En el llamado mundo civilizado, ninguno tenía nada mejor por lo que volver.
Un día, poco después de cumplirse un año en la isla, apareció a lo lejos una columna de humo que identificaba a un enorme mercante, y todo cambió. Se mezclaron la sorpresa con el desconcierto y las ganas de regresar pugnaron con las ganas de permanecer en la isla. Un bote con tres marineros a bordo les transmitió el mensaje del capitán del barco: ya habían comunicado su aparición, tenían tres horas para prepararse. Uno a uno fueron cambiando de opinión, cada uno por sus razones personales. Al final sólo él y Soraya, los más urbanitas de los náufragos, fueron los únicos que decidieron permanecer en la isla.
Los vió alejarse lentamente dejando en la arena de la playa sus últimas huellas. Sus sentimientos se enfrentaban entre si.
Miró con cierta envidia a sus amigos que, ya subiendo a la nave, se volvieron para saludarle, ellos tenían un lugar al que regresar. Su hogar, sin embargo, estaba aqui, en lo que quedaba de lo que pareció que era todo, y resultó, al final, no ser nada, apenas una vacía ilusión colectiva.
Tomando a Soraya de la mano regresó, cabizbajo, al bosque.
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PRINCIPIO ABIERTO-1 (Nekovidal)
Habían sido dieciocho familiares, dieciocho personas de todas las edades, desde el abuelo Paulo, a punto de cumplir un siglo, hasta la pequeña Katy, de apenas dos meses. De todos ellos, cuando los rusos liberaron el campo de exterminio, quedaban sólo ella y su primo, los demás habían ido desapareciendo, algunos a las pocas horas, otros lentamente, devorados por el hambre, el trabajo y el frío.
Ella, a pesar de todo, y sin comprender muy bien la razón, sentía cierta tristeza al abandonar la tierra que había sido su hogar, la que también guardaba, al lado mismo de recuerdos innombrables, la dulzura de una infancia feliz. Pero . . .
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EL DIA QUE MURIÓ JOSÉ SARAMAGO
“Hay algo en lo que son iguales las victorias y las derrotas: en que ninguna de ellas es la definitiva.” (José Saramago)
Desde el triste día en que murió Saramago, no estoy inspirado. Por eso, apenas he escrito, aturdido por los ladridos del Vaticano y por la gris certeza de que hay una persona buena menos en este mundo.
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¿QUÉ QUIERES
QUE TE DIGA?
“Cuando los oídos son capaces de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría” (Kybalion)
¿Qué quieres que te diga, si al final cada cual sólo oye su voz, la única en la que confía, pues así cree que se lo ha enseñado la experiencia, a pesar de los errores cometidos y repetidos hasta la saciedad?
Pero aún así la seguimos escuchando, tenaces y temerosos de la soledad, en la que creemos que caeríamos si escucháramos todas las voces con el mismo oído, con la misma ley, con la misma paciencia.
Es esa misma resistencia la que nos impide aprender, realmente, a escuchar, y ése el camino que nos lleva al más oscuro silencio e ignorancia: esas cadenas que son más pesadas cuanto menos se sospecha su existencia.
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AUSENCIA
No creo que, en esencia, exista la ausencia, ya que ésta requiere previamente la presencia, y ésta sólo existe como proyección de la mente, lo cual es fe o creencia, pero no necesariamente presencia, y no habiendo ésta, no hay ausencia.
Y aún bajo dicha fe, no existe la ausencia más que de aquello que nunca fué o que dejó de ser en nuestra memoria. Por eso nada ni nadie existe, ni siquiera en nuestra mente, hasta que es reconocido y recordado, ni muere y desaparece hasta que es olvidado.
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LAS MANOS
Me encontraba mano sobre mano pensando en qué podría escribir sobre el tema “Las manos”. Recordé, y vino muy a mano, el caso de un soneto de Lope de Vega que sobre un soneto trataba, y aunque fuera una idea de segunda mano, pensé: ya que está a mano, escribamos.
Como más vale pájaro en mano que ciento volando, vayamos a lo seguro, que no se nos escape de las manos el tema, ni acabe demasiado manoseado, que no existe la perfección en el escribir, como no lo existe en nada por el ser humano creado, aunque no es menos cierto que, al osado, la fortuna le tiende la mano . . .
No pondría yo la mano en el fuego de que fuera a salir algo digno, aunque seguro que será algo manejable, manipulable, o , cuanto menos, algo manirroto, pero amable.
Puesto que manos que trabajan, no son manos, sino alhajas, pongámonos a la faena, que mejor que juntar las manos para rezar es abrirlas para dar, aunque no todos sepan disfrutar de tan sano placer, pues no todos comprenden que una mano sola no aplaude y, aunque no es aconsejable que sepa tu mano derecha lo que hace tu mano izquierda, tomemos de la mano a las palabras, y paseemos hasta ver a donde se llega.
Y si bien es cierto que donde no llega la mano llega la espada, no es esa la cuestión tratada, pues mucho más lejos, seguro, llega la palabra, tanto la escrita como la hablada.
De todos es sabido que es el uso de la mano lo que nos hizo humanos, y muchas manos unidas nos dieron alimento, refugio y sabiduría, por ello, cuando se encuentra uno mentes cerradas o egoístas, es inevitable preguntarles: Manos que recibís y no dáis, ¿qué esperáis?
No es
de buen humano tirar la piedra y esconder la mano, así que digámoslo claramente,
se me están acabando las expresiones que tengo a mano, por lo que lo voy a ir
dejando, no sin antes hacer una última observación: Tan importante es la palabra
“mano”, que no es casual, hermanos, que la palabra “humano” no sea más que una
“u” que, acompañada de una triste hache muda, se une a una mano.
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MEMORIA
-Homenaje a Miguel Hernández-
¿De qué nos servirían los tiempos felices, sin memoria donde conservarlos para cuando lleguen los tiempos difíciles?
¿De qué nos seirvirían los errores del pasado, sin memoria para aprender de ellos?
¿Qué dignidad puede conservar un pueblo que no conserva su memoria colectiva?
Nada somos como individuos, salvo un puñado de recuerdos. Nada somos como colectividad, sin la memoria de los actos, ya mudos, de nuestros ancestros.
Tanta luz llegó a dar esta tierra, con rayos de poesía, ciencia, libertad y saber, que asustó y cegó a algunos de sus hijos, apenas un puñado, que, refugiados en su cobardía y sus miedos, decidieron apagar esa llama creativa de la que no sabían participar. . . El precio sería medio siglo de miseria material e intelectual.
Entre aquellas miles de llamas ahogadas cuando empezaban a brillar, estaba la de un hombre honesto, uno entre tantos, que supo por eso aglutinar el espíritu de todos: Miguel Hernández.
Su vida no vale más o menos que la de cualquier ciudadano de aquella generación que tuviera la dignidad suficiente para respetar el acuerdo social de entonces, y el ímpetu necesario para decir NO a quienes, en su locura, se creen con derecho a imponer por la fuerza de las armas sus ideas.
Pero este español de su tiempo y universal por sus versos, tuvo el merecido privilegio de sobrevivir al dolor, al miedo y a la infamia de los canallas a través de su poesía.
Cada vez que ésta se imprime en un libro, suena en una escuela, o se recita entre amigos, vuelve a renacer la llama vital de Miguel Hernández, y con ella, nuestra dolorida, pero nunca muerta dignidad.
Hasta siempre, ciudadano y compañero Miguel.
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MEMORIA Homenaje a Miguel Hernández-Torre del Mar-26-5-2010
¿De qué nos servirían los tiempos felices, sin memoria donde conservarlos para cuando lleguen los tiempos difíciles?
¿De qué nos servirían los errores del pasado, sin memoria para aprender de ellos?
¿Qué dignidad puede conservar un pueblo que no conserva su memoria colectiva?
Nada somos como individuos, salvo un puñado de recuerdos. Nada somos como colectividad, sin la memoria de los actos, ya mudos, de nuestros ancestros.
Tanta luz llegó a dar esta tierra, con rayos de poesía, ciencia, libertad y saber, que asustó y cegó a algunos de sus hijos, apenas un puñado, que, refugiados en su cobardía y sus miedos, decidieron apagar esa llama creativa de la que no sabían participar. . . El precio sería medio siglo de miseria material e intelectual.
Entre aquellas miles de llamas ahogadas cuando empezaban a brillar, estaba la de un hombre honesto, uno entre tantos, que supo por eso aglutinar el espíritu de todos: Miguel Hernández.
Su vida no vale más o menos que la de cualquier ciudadano de aquella generación que tuviera la dignidad suficiente para respetar el acuerdo social de entonces, y el ímpetu necesario para decir NO a quienes, en su locura, se creen con derecho a imponer por la fuerza de las armas sus ideas.
Pero este español de su tiempo y universal por sus versos, tuvo el merecido privilegio de sobrevivir al dolor, al miedo y a la infamia de los canallas a través de su poesía.
Cada vez que ésta se imprime en un libro, suena en una escuela, o se recita entre amigos, vuelve a renacer la llama vital de Miguel Hernández, y con ella, nuestra dolorida, pero nunca muerta dignidad.
Hasta siempre, ciudadano y compañero Miguel.
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UN LUGAR EN
EL MUNDO
Guía, instrucciones o brújula para encontrar su lugar en el mundo:
No olvide que habita un universo paradójico donde es tan real y verdadera una afirmación como su contraria. Aprenda a buscar la paradoja que se esconde tras cada acto, cada causa y cada consecuencia y descubrirá un extraño y asombroso juego.
El pasado sirve para aprender y el futuro para tener ilusiones, úselos adecuadamente mientras permanece prisionero del presente.
Existen hechos y posturas más o menos vitales, más o menos sanas, pero no buenas o malas. Bien y mal son sólo algunas de las tantas fantasías de nuestra mente, y juzgar y condenar lo diferente, una vía segura al integrismo mental. Admita la diferencia y unicidad de todo ser vivo, no hacerlo le llevará a encerrarse en la certeza y a renunciar a los beneficios del dudar.
No pierda la curiosidad, si no la tiene es porque todavía no ha encontrado su juego vital, el que le hará crecer. Búsquelo.
Para perdonar hay que comprender, y la capacidad de comprensión, tanto como cuanto deseamos, están limitados por lo que hemos percibido anteriormente. Si no lo admite, permanecerá encerrado en los límites de lo vivido, limitando así lo por vivir.
Todo individuo crea su propia ética, tiene su razón y está convencido de ella, y todas son dignas de respeto. Sólo la ruptura de acuerdos sociales no debe ser pasada por alto, sería un suicidio colectivo siendo, como somos, una especie gregaria.
Juego y arte son una misma cosa, disfrute de todas las creaciones, pero no mitifique ninguna ni a ningún creador, pondrá límites a su juego y desperdiciará la riqueza del mismo.
Puede engañar a los demás, e incluso engañarse a si mismo, pero la vida no admite trampas: Intente nunca hacer daño, el tiempo le devolverá cada egoísmo, cada crueldad, en el momento y forma que menos lo imagine. Si es realmente inevitable, que sea el menor posible.
Aprenda a diferenciar lo necesario de lo prescindible, lo importante de lo superfluo, los pequeños placeres de los grandes. Luego, elija.
Sea modesto en el aprendizaje, no crea que ya sabe porque cargue a sus espaldas muchos años o experiencias, siempre queda algo por aprender. Respirar, amar, perdonar, conocerse a si mismo, compartir o ser libre, son artes cuyo aprendizaje requieren toda una vida, y siempre nos queda alguna lección pendiente.
Aprenda a domesticar las costumbres, que son, al tiempo que nuestras cadenas, la llave para nuestra liberación. Somos lo que creemos y creamos. Si imagina lo mejor que su mente pueda concebir, y lo pone en práctica, terminará siendo lo imaginado, sólo necesita convertir esa idea en su costumbre y la costumbre la transformará en su realidad.
Viva y deje vivir, y tómese su tiempo para ejercitar ese arte, no caiga en la trampa de creer que ya lo sabe, es parte del examen final de cada ser humano.
Todo universo necesita un equilibrio más o menos estable, incluso los universos paradójicos: búsquelo en cada acto, en cada gesto, en cada pensamiento, cuando lo encuentre ya tendrá en sus manos su mapa interior, el detector de todas las fantasías y realidades.
No se desoriente si se encuentra con otros seres convencidos de saber exactamente cual es su lugar en el mundo, mientras, con tanto tesón como desorientación, giran en círculos.
Y si al final, a pesar de todo, no encuentra su lugar en el mundo, recapacite, tal vez esté buscando en el lugar equivocado, posiblemente demasiado lejos: ese lugar tan abstracto y dificilmente localizable suele estar mucho más cerca: casi siempre, en nuestro interior.
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EL OLIVO
Hundías tus raíces en esta tierra mucho antes de que el primer humano dejara su primera huella.
Bajo tu sombra almorzaron felices y sudorosos campesinos, retozaron dichosas parejas, y hubo también, más de una vez, la sombra de un ahorcado.
Te hicieron los hombres símbolo de paz, de felicidad y de gloria, mientras con tus ramas tallaban lanzas y flechas que unos hundirían en los cuerpos de otros.
Adornaste testas coronadas, atléticos cuerpos, banderas y escudos milenarios. Te lucían con igual orgullo guerreros, poetas y pacifistas, mientras a lo largo de los siglos enseñaste al arrogante y olvidadizo ser humano una lección de modestia adornando por igual sus cunas y sus tumbas.
Viste pasar ante tí ejércitos sangrientos y largas filas de cautivos, tanto como niños corriendo tras sus juegos, procesiones, romerías y entierros, y a todos diste sombra y consuelo.
Tu sangre fue alimento de aristócratas y también de los campesinos que te cuidaron, fue luz en la oscura noche de los siglos, alimentando lámparas de modesta llama, bajo las que se escribieron poemas eternos.
Cuando el tiempo, creador de todo lo habido, pensó en dar al hombre un amigo, eligió, de entre toda la verde vida ancestral, un árbol, y ese árbol fue el olivo.
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NAUFRAGIO
Ya no puede abarcar la memoria la lista completa de los naufragios vividos:
Creo que naufragué por primera vez allá en la infancia, cuando descubrí la hipocresía en que se desenvolvían los adultos.
Volví a naufragar observando el extraño poder de esos trapos de colores que llamaban banderas y les hacia odiarse unos a otros.
No menos doloroso fue el naufragio de la religión, descubrir la más absoluta oscuridad en quienes se decían portadores de luz.
Y como no, el naufragio político de creer que la idea propia es incuestionablemente mejor, sólo por ser propia, la ilusión y adicción a tener razón, a la verdad única.
Naufragué una y otra vez, decepción tras decepción, golpe tras golpe, preguntándome tras cada naufragio si valía la pena volver a embarcarse nuevamente, pero siempre volvía a partir de un nuevo puerto cargado de nuevas esperanzas que siempre acababan en el fondo de algún mar lejano.
Tantos naufragios . . . pero al final, siempre recala uno en alguna isla: un libro, una amistad, una idea, algo que creamos sólido con nuestra imaginación para sentir un mínimo de seguridad bajo nuestros pies.
Sólo en eso nos diferenciamos las personas: en la isla a la que nos arrastramos cuando naufragamos, y lo sólida y segura que nos convencemos a nosotros mismos que es.
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EL PULPO
Unos les llamaban dioses, otros, más cautos, vecinos interestelares. Cuando llegaron, todos les esperaban con impaciencia y fundadas esperanzas. Habían advertido que venían en son de paz, y como prueba de ello, regalaron al planeta varios sistemas tecnológicos para revertir el efecto invernadero. Su segunda medida fue desactivar completamente todas las armas nucleares y prohibir las guerras, lo cual hizo sospechar a los más suspicaces. Su sistema, sumamente efectivo, era tan simple como sorprendente: todo el que albergaba ganas de quitar la vida a un semejante, moría con tanta rapidez como odio albergara en su interior. Para sorpresa general, no murieron todos los soldados, pero murieron muchos automovilistas estresados en aglomeraciones de tráfico a lo largo y ancho de todo el mundo. La siguiente medida fue controlar la natalidad de las especies que se comportaban como plagas: el ser humano fue, junto con algunos insectos, de las más afectadas. Tras distribuirse anticonceptivos por todo el planeta, mse respetaría toda vida, pero quien tuviera más de dos hijos, habría de entregar la suya a cambio de la del tercero. La solución del hambre y las muertes evitables fue mucho más rápido de lo esperado: sin vulnerar el para ellos absurdo sistema económico humano, extraían cantidades ingentes de dinero de las cámaras acorazadas de los paraisos fiscales, extracciones que, por razones obvias, no solían ser denunciadas, y cuando lo eran, la policia poco podía hacer: simplemente, habian desaparecido esas toneladas de billetes de curso legal, que en manos de una recién creada multinacional, se distribuyeron de forma efectiva por todo el mundo.
Al cabo de tan sólo cinco meses el clima se había estabilizado, parecía un milagro. Dieron entonces su octavo comunicado, en el que avisaban que iban a entrar en contacto directo con las especie consciente más desarrolladas del planeta para acordar juntos un tratado de continuidad ecológica que garantizara la vida y firmar acuerdos de amistad y cooperación mutua antes de abandonar el planeta. El encuentro sería, dijeron, en las zonas más habitadas por estas especies. En las grandes ciudades, masas enormes de seres humanos se amontonaron, el día señalado, en los mayores espacios abiertos: plazas, parques y avenidas, esperando el gran momento.
Pero no sucedió nada . . . Los noticiarios de la noche lo anunciaron: la fuerza aérea de varios paises habian identificado siete puntos de encuentro en los distintos océanos: en ellos el agua parecía hervir, habiéndose identificado varias especies de cetáceos, delfines y, bajo el agua, según fotografías conseguidas por un submarino ruso, una cantidad ingente de pulpos.
Al día siguiente se marcharon, sin haber tenido ningún contacto directo con los decepcionados humanos, dejando desactivadas las armas nucleares y siendo su empresa la más poderosa del mundo, imposible ya de hacer desaparecer sin provocar un caos económico. El mundo había cambiado completamente en apenas unos meses.
Su comunicado de despedida fue tan lacónico como sorprendente: “Alimentarse provocando la muerte o el dolor de otros seres vivos es primitivo y cruel, pero alimentarse comiendo especies conscientes superiores a la propia, es antinatural. Por favor, abandonen esas prácticas tan primitivas”. “Les hemos dejado las instrucciones para la supervivencia biológica del planeta a las especies más desarrolladas, cuando aprendan a comunicarse con ellas tendrán acceso a dicha información”.
Se dice
que un pulpo “a feira” devorado en una remota aldea orensana y una ballena
cazada una semana despúes fueron las últimas víctimas de tan bárbara costumbre.
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PREGUNTAS SIN RESPUESTA
¿No da una pregunta siempre lugar a otra?
¿Se
puede hacer concebir a alguien una idea, un aroma o una actitud que nunca ha
sentido antes?
¿Quién está más loco: el mundo que se mira a si mismo convencido de que es como cree que es, o Don Quijote, que lo mira como podría ser?
¿Existe algo que diferencie más a las personas que la proporción de su discurso que emplean en hablar de si mismas?
¿Cuántas dudas escondes tras tu lista de certezas?
Y para terminar: Si los hombres somos todos iguales, ¿por qué las mujeres son tan selectivas?
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EL LIBRO DE
LA VIDA
Sospecha de quien afirme que la vida tiene su libro sagrado al que nunca hay que cuestionar.
Sospecha de cualquiera de las religiones, especialmente las llamadas del Libro, son las que más muerte han provocado.
Sospecha de las personas de un sólo libro: su libro de cabecera suele llenar su cabeza, no dejando lugar para la duda.
Sospecha de quien sospecha de todo y de quien no sospeche de nada.
Pero nunca sospeches de un libro, si los elementos más sospechosos de entre los humanos les hicieron padecer la hoguera más veces incluso que a sus semejantes, es que son dignos de confianza . . .
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HOMENAJE A DON QUIJOTE
EN UN LUGAR DEL FUTURO
En un punto o lugar del cercano futuro, de cuyo nombre por razones obvias no puedo acordarme, apareció, víctima de un accidente espacio temporal, provocado por las todavía primitivas máquinas del tiempo, uno de los tantos personajes que creíamos de ficción, pero que resultó ser tan real como la estrella que nos alumbra, un personaje que, ya en la época que le tocó vivir, se encontraba un tanto marginado entre sus contemporáneos pues, negándose a padecer un presente que sentía lleno de injusticias, decidió abandonar la comodidad de su hogar para recorrer el mundo intentando subsanarlas.
Fue a caer este pobre hombre a principios del siglo XXI. Le acompañaban su escudero Sancho, su jamelgo Rocinante y el estoico Rucio, que a Sancho cargaba sobre su lomo.
Tras una semana deambulando por los campos, arribaron todos ellos a una gran ciudad, y he aqui algunos diálogos y aventuras que vivieron:
“Sin duda, amigo Sancho, todo esto es artificio y traza de los malignos hechiceros que me persiguen. Mira a que sitio tan triste nos han traído, que el mismo infierno parece: mira el semblante de esos hombres, sin un gesto, sin una sonrisa que denote que tienen alma, por eso será que llevan al cuello una soga atada, como presagio de su condena.”
“No, mi señor, he observado que a la soga la llaman corbata y la tienen por símbolo de nobleza, pues quienes la portan son aquellos que no viven de su sudor, sino del ajeno.”
“Extraña costumbre que no hace sino confirmar mis sospechas. Observa esas altas torres que no es posible haya construido ser humano alguno, y esas luces que brillan sin que ningún fuego las alimente, y esos niños hechizados, que el que no ataca o vocifera a sus padres está bajo el poder de esos extraños artilugios que portan en sus manos, del que no separan la vista durante horas, mientras los golpean con los dedos como llamando a una puerta que no puede llevarles sino a la necedad o a la locura”.
“Todo esto es tan contra natura que no puede ser sino venganza de Fristón, ofendido y envidioso por los entuertos que deshice y las injusticias que reparé.”
“Mas lo peor es sin duda esas ruidosas bestias de metal que ensucian el aire con venenosos humos mientras galopan, todas entre ellas mismas entreveradas, y los pobres condenados que dentro padecen su cautiverio. En esto apreciarás la crueldad a que pueden llegar magos y hechiceros cuando se sienten ofendidos en su vil arrogancia.”
“Y mira aquellos follones y malandrines, que con estruendosos pitidos se plantan en medio de las bestias de metal y fingen dirigirlas, cuando no hacen sino enturbiar más el ánimo de los pobres condenados que van dentro. Oh, Sancho amigo, grandes maldades debieron cometer para merecer tan cruel castigo. Por mi fe que en el mismo averno estamos.”
“Mas también pudiera ser, reflexionó Don Quijote, puesto que cautivos somos todos del malvado Fristón, que sean buenas gentes condenadas sin más delito que la mala fortuna de haberse cruzado en el camino de tan vil encantador. Liberémoslos, Sancho, y rompiendo su maleficio podremos tal vez liberarnos nosotros, haciendo de paso el bien suficiente para que hoy sea un dia digno de un buen caballero andante y su fiel escudero, que eres tú Sancho, aunque a veces no parezcas apreciar la dignidad de tu oficio”.
“Mire vuesa merced que por la velocidad endiablada a la que van, varios corceles deben llevar dentro tan extrañas criaturas, y no será menester ponerse en su camino, no vaya vuesa merced a sufrir accidente semejante al de los molinos . . . “
“Calla, Sancho, que este es el día en que se ha de ver el bien que me tiene guardada mi suerte y se ha de demostrar el valor de mi brazo, que nunca fue el miedo compañero de ningún caballero andante”.
Y diciendo esto arremetió Don Quijote con tal fuerza contra un Nissan Primera que circulaba por la plaza, que a duras penas pudo el conductor evitarle. Pero menos suerte tuvo un Mercedes que venía a continuación, pues enristrando Don Quijote su lanza, tomó la estrella de la marca como punto de mira y fue como alma que lleva el diablo a encajar su lanza y su cabeza en el parabrisas del automóvil cuyo aterrorizado conductor, a punto de caer inconsciente, acertó a preguntar:
“¿Esto es de alguna película que están rodando?”
“¿Película, decís, incauto, ¿qué es eso? ¿sinónimo de encantamiento o hechicería? Dejad de hablar y corred para recobrar la libertad que injustamente os fue arrebatada, que yo os defenderé de los esbirros de Fristón.”
Desmontado del pobre Rocinante, que una vez más había pagado las consecuencias del ímpetu de su amo, saltaba Don Quijote de lado a lado del automóvil empuñando la espada y pinchando y cortando con ella a los airbags que se iban desplegando uno a uno, mientras gritaba:
“De nada te servirán tus malas artes, Fristón, que por muchos odres o vejigas de carnero que pongas en mi camino, he de liberar a este condenado y con ello romperé el maleficio que a esta extraña tierra me tiene atado”.
En esto estaba cuando fueron llegando ambulancias y coches policiales hasta rodear la rocambolesca escena que nuestro incomprendido Caballero de la Triste Figura había creado.
Media hora después ya se encontraba el pobre Sancho declarando en una comisaría sin comprender la mitad de las preguntas que le hacían, e intentando explicar que nada malo pretendía su señor, sino liberar a los cautivos de las endiabladas criaturas.
Don Quijote, ya internado a las pocas horas en un centro psiquiátrico, no dejaba de vociferar:
“Vente a mi, Fristón, que un caballero solo soy, y de solo a solo quiero probar tus fuerzas y quitarte la vida en pena de la que das a todos estos pobres cautivos. ¿Crees poder engañarme vistiendo de blanco inmaculado, cual si ángeles celestiales fueran, a éstos, tus malditos esbirros?”
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CUAN LARGO
ME LO FIÁIS
Tranquilo, Sancho amigo, que pronto serás no sólo gobernador de una ínsula, sino el más envidiado de tu pueblo, un hombre rico, poderoso y sabio como ya eres con los límites de tu tosca naturaleza, pero sabio al fin y al cabo.”
¿Y cuando será eso, mi señor?
Pronto, sancho, pronto, tan pronto como resolvamos las injusticias de este mundo al que hemos venido a caer.
Cuan largo me lo fiáis, mi señor Don Quijote . . .
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CAUSALIDADES Y CASUALIDADES
No es
casualidad que seas la causa de tus alegrías e infortunios, ni es casual cuanto
sucede a tu alrededor, desde lo mejor a lo peor. Porque en todo hay una causa, y
la causa de todo es, para nuestras limitadas mentes, una casualidad, que no es,
de hecho, más que una inconcebible realidad causal.
Tan real y objetivo es decir que todo es casual como que todo tiene un origen causal, y la contradicción no existe, ésta no es más que un mecanismo de defensa de nuestra mente, incapaz todavía de navegar libre por este universo paradójico.
Nada y todo es y no es causal o casual . . . Ni siquiera es casualidad que casual y causal se diferencien sólo en una letra . . .
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EL ALIMENTO
DE LOS DIOSES
Necesitaremos crear y nominar dioses hasta que alcancemos a comprender que todos ellos están en nosotros, que hasta el más modesto de los mortales porta en su interior la esencia misma de todos los dioses habidos y por haber. Nuestros dioses son la expresión máxima de nuestras aspiraciones y anhelos, de nuestros miedos, de nosotros mismos, en definitiva. Los dioses nunca son malos o buenos, el peor no podrá jamás superar la maldad de quien lo crea en su imaginación, como el mejor no podrá superar la bondad que pueda concebir su creador. Los límites de su grandeza los decidimos nosotros, los asustadizos creadores de dioses creadores.
A esos dioses y a cuanta divinidad creamos, los alimentamos a diario con nuestra fe o con la negación de la misma, cada cual con sus dudas y certezas. Pero padecen esas divinidades, más a menudo de lo que creemos, auténticas epidemias de hambre: la inanición les derrota cada vez que un humano, no conforme con crearles y adorarles, se arroga el derecho a ser su portavoz, y exige, en su locura, sacrificios de vida para el altar de su dios: es cuando éste, lejos de alimentarse, ve como se desgaja de sí una parcela de vida única que ni la eternidad del tiempo podrá recuperar. Hay quien dice que es entonces cuando todos los dioses miran con tristeza a sus criaturas creadoras y, en silencio, lloran.
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FINAL
ABIERTO-9 (Juan Pérez de Siles- Nekovidal)
¿Cuál es el precio de la experiencia ? ¿Se compra la Sabiduría en la
calle, con una danza? No, el hombre debe pagar por ella todo lo que posee.
(Willam Blake )
LO GRANDE Y LO PEQUEÑO
Ah, Nils:¿ Quieres que subamos al Torcal?
Ah, venga vale.
Aparcamos el coche en un punto del carril desde el que nos era fácil llegar al tajo.
Una tarde espléndida con olor a tomillo, romero y otros olores a los que yo no sabría ponerles nombre.“Todos los colores del verde” que cantara Raimón al Pais Vasco.
A nuestra espalda el imponente paso de Ventas de Zafarraya y delante, a tiro de piedra, el tajo del Torcal.
Nos aproximamos al borde cuando ya el Sol estaba cerca de su ocaso, Delante de nosotros, hacia el poniente, nos sorprendía el impresionante paisaje que desde allí se dominaba. Quedamos de pié por un rato anonadados por el espectáculo de aquella infinitud, líneas de montañas al contra luz entre las que se colaban los rayos anaranjados del Sol iluminando las colinas protuberantes del valle ya en sombra.
Intentamos balbucear los típicos comentarios que se hacen ante una visión semejante. Pero entendimos que aquello no era para hablar y decir tonterías que pudieran enturbiar lo mas mínimo aquel inmenso instante. Quedamos en silencio.
Nos sentamos en sendas rocas, uno frente al otro y comenzamos a escudriñar el suelo que teníamos delante, bajo nuestros pies : palitos, piedrecillas, pequeñas plantas, una hormiga que cruzaba, y a comentar sobre lo que veíamos, sobre lo que dicen los científicos en cuanto a la vida, bla, bla, siu, siu.
De pronto nos miramos y rompimos en una carcajada de alegría contenida a dos pasos del llanto. Ambos los dos supimos en ése instante lo pequeños que éramos........ (Juan Pérez de Siles)
Pero tras la certeza de nuestra diminuta existencia, pensé, se esconde la certeza de nuestra enormidad: somos una mota de polvo ante la inmensidad de las estrellas, pero somos enormes galaxias para cualquier partícula subatómica.
Nils me miró y dijo: ¿Te has parado a pensar en cómo nos imaginará un quark de nuestro cuerpo, tal vez uno de los que forma, con varios millones más, la piel de la punta de uno de nuestros dedos de uno de nuestros pies? ¿Has caído en la cuenta de que es muy probable que también tengan su nivel de conciencia y que dicho nivel pugne por intentar concebir a su creador o al universo del que forma parte? Lo más pequeño está incluído en lo más grande como lo más grande está incluído en lo más diminuto. Y ya sabes que al final todo, absolutamente todo, desde una partícula subatómica al mayor de los agujeros negros, no son más que energía . . .
Tras reflexionar, le contesté con la mirada aún perdida en el vacío del paisaje: Somos sólo cuanto creemos ser, nada más, podemos crear el paraíso o el infierno a cada instante, podemos ver en cada amigo un universo de infinitos matices o mirarle sólo por encima o debajo de nosotros, en cualquiera de las escalas artificiales que creamos con nuestra ruidosa mente. Podemos optar por ser o por tener, y si caemos en el juego de la posesión, cerramos las puertas de todo crecimiento personal.
Y por encima de todo, estimado amigo, está lo incomprensible, lo inabarcable y la capacidad que tengamos de no sufrir por ello, de relajar la mente lo suficiente para sentir que somos parte de un todo, sin caer en ningún conflicto con lo inmedianto, aún cuando en lo inmediato debamos sobrevivir. En el equilibrio, como siempre, está la respuesta . . .
Sí, Juanito, la curiosidad nos lleva al saber, pero el ansia, el deseo obsesivo por comprender, frena nuestros pasos hacia la sabiduría. El conocimiento no es un fin concreto al que alcanzar, no es una meta, sino una sincronía, una sintonía perfecta que surge de nosotros mismos, se refleja luego en nuestros semejantes, después en todos los seres vivos y finalmente en la misma materia inerte. Cuando sincronizamos con todo es cuando empezamos a encontrar sin buscar siquiera. No deberíamos olvidar que habitamos un universo paradójico, con todo lo que eso implica: aqui toda afirmación es tan cierta como su contraria y conceptos como bien y mal, fe, verdad, libertad o autoridad no son más que ilusiones y fantasias de nuestras mentes, que buscan en vano medios de comprensión de lo incomprensible.
¿Recuerdas cuántas certezas cargábamos sobre nosotros en nuestra juventud...?
Ahora ya no nos preguntamos con angustia, y está bien, pero aún nos sorprendemos, y lo que es peor, aún juzgamos. . . nos queda todavía mucho camino por andar. . . Este paisaje impresionante no es mejor o peor que una ciudad contaminada, lo uno equilibra y le da sentido a la existencia del otro, en algún punto que no alcanzamos a comprender ni a imaginar siquiera. No es importante el papel, la obra es continua, eterna e irrepetible a la vez y, ante todo, paradójica . . .
Cuando aprendamos a sentir esto, la primavera en el frío del invierno y el frescor de la nieve en el tórrido verano, será cuando estemos al fin en sintonía con el resto del universo: cuando seamos, teniendo todo sin necesidad de poseer nada y siendo, incluso aunque no estemos.
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FINAL ABIERTO 3 (Begoña Ramírez-Nekovidal)
Cuando llegó la noticia, todos se miraron con cara de incredulidad: ¿sería cierto? De ser así, sus vidas iban a cambiar como apenas podían alcanzar a imaginar.
Había que asumirlo: nada volvería a ser como antes: sus vidas cotidianas, sus pequeños y grandes intereses, sus inquietudes, pasarían, en unas horas tan sólo, a formar parte del pasado. Claudia fue la primera en hablar:
Sí, esta es la firma del jefe, estoy segura, y el texto no deja lugar a dudas: tras esa extraña letanía de arrepentimiento, dice querer devolvernos la plusvalía que obtuvo de nuestro trabajo desde que su padre fundó la empresa. Lo he calculado y los que llevamos más tiempo trabajando aquí recibiremos más de un millón de euros cada uno. Todo resultaba especialmente extraño al recordar el reajuste de plantilla hecho unos meses antes, a pesar de los buenos resultados económicos de la empresa. En ese instante entró el Sr. Golbert, con una extraña sonrisa en los labios, algo poco habitual en él, y dirigiéndose a los representantes sindicales de sus trescientos veinte empleados dijo:
“Sé que ya han leído todos mi carta, ¿alguna pregunta?” “Sólo una”, respondió rápidamente Roberto:“¿Es cierto cuanto se dice en la carta?” Colbert guardó unos segundos de silencio, miró a quien había formulado la pregunta y, al tiempo que se marchaba, dijo en voz baja:
¡Qué curiosos son ustedes los obreros! La respuesta a su pregunta la encontrará, simplemente mirando la fecha de la carta. Y no olvide sonreir, caballero . . . Así lo hicieron, y comprobaron que la fecha era 28 de diciembre, dia de los Inocentes en España, mdonde es tradición hacer bromas.
Durante días Colbert fue el único ser sonriente por los pasillos de la empresa, y su sonrisa resultaba hiriente para cada uno de los empleados con los que se cruzaba. Hasta que, justo ocho dias después, el día de Reyes, parecieron invertirse los papeles, siendo la avinagrada cara de Golbert la única no sonriente entre decenas, que no podían evitar la risa mientras observaban, desde las ventanas, el afán con que los bomberos intentaban sofocar el incendio que devoraba el reluciente y recién estrenado Rolls Royce del Sr. Colbert . . .
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FINAL ABIERTO 4 (José Guerrero Ruiz-Nekovidal)
Aquel día Roberto se levantó muy consciente de lo que hacía. Se colocó la corbata en el punto justo, abrochándose los botones de la camisa con cierta prisa mirando hacia ninguna parte y se calzó los zapatos nuevos. Iba más elegante que de costumbre. Hacía semanas que lo llevaba madurando, aunque había días que se le iba de la mente. El recuerdo de las últimas jornadas le fue avivando el rescoldo de cuando estuvo con ella en el chalé verde a la vera de la playa durante uno de los fines de semana. Allí bailaban y se bañaban al arrullo de las olas, sus pies eran acariciados por las aguas nada más pisar la arena. Se divertían como niños pateando la espuma que salpicaba la última ola.
El bañador preferido de Roberto estaba ya un poco descolorido por el paso del tiempo y el uso. Últimamente Laura no lo besaba como antes. Los labios destilaban un olor agrio de sucia borrachera, de turbia resaca.
Desde hacía un tiempo ella no usaba sujetador por prescripción facultativa, debido a una inoportuna y virulenta alergia que sufrió la pasada primavera, que la había tenido postrada en el sofá de la casa más de lo que ella esperaba, golpeándole con saña.
El último día que lo pasaron juntos, sin la menor sospecha y como el que no hace la cosa Laura se arregló en un descuido y salió del hogar a las siete y cuarto de la tarde como si fuese de compras, demostrando que nada extraño pasaba por su cabeza, acaso los diferentes saldos o gangas que pudiera hallar en alguno de los grandes almacenes o boutiques de moda.
Sin embargo, el hallazgo de unos pendientes de oro y un frasco de colonia selecta que dejó, tal vez olvidados, en la mesita de noche, la delató ante los ojos de Roberto en ese instante, aunque luego la cosa en sí pudiera no revestir mucho fundamento, nada más que meras sospechas a causa de la incertidumbre que rodeaba el caso y los hechos, ya que ella no se prestaba a ese juego de amantes, más que nada por pura soberbia heredada de su abuela paterna…
(José Guerrero Ruiz)
Roberto, sospechando lo peor, comenzó a ser víctima de unos celos virulentos que le hacían acercarse al personaje shakesperiano de Otelo a pasos agigantados. Barruntaba que algo tenía que haber, para desecharlo luego de su mente, pero sólo de forma provisional, pues las más oscuras sospechas volvían recurrentemente a romper el frágil equilibrio de sus desquiciadas emociones.
Otra nueva y extraña ausencia, pocos días después, ahondó aún más en su herida, y sus sospechas pasaron a ser certezas. Laura, mientras tanto, parecía cada día más radiante, esplendor sublime que él identificaba como resultado de largas horas de sexo frenético, el mejor tratamiento de belleza, según se decía.
Transcurrían los días, aumentaba la belleza de ella y la expresión de locura en el rostro de él, mientras ambos, haciendo uso de la exquisita educación recibida en los más caros colegios religiosos, fingian hipócritamente una calculada indiferencia ante la evidente metamorfosis del otro.
En tan sólo dos semanas la situación se hizo insoportable dentro de la desquiciada mente celosa de Roberto, que comenzó a sopesar la posibilidad de terminar con su dolor definitivamente, no sin antes castigar como se merecía a la arisca pecadora.
Visitó a su anciana e idolatrada madre, de la que se despidió con lágrimas en los ojos y, aprovechando un descuido de ella, se hizo con la pistola que había sido de su difunto padre, capitán del ejército.
Decidió que lo haría tres días después, el día de su cumpleaños, que posiblemente sería, como en las últimas ocasiones, una monótona cena formal para dos.
Llegado el día, se bajó de su automóvil y, dirigiéndose hacia su casa, vio aparcado el deportivo de Luis, de quien sospechaba desde hacía años que pretendía de su esposa algo más que una inocente amistad. Su ira, centrada en el frío metálico de su bolsillo, le impidió ver varios vehículos, también familiares para él, aparcados a lo largo de la calle. “Les sorprenderé in fraganti, así todo será más rápido, nos ahorraremos explicaciones y falsas historias, y de paso me daré el gusto de pegarle un par de tiros al Luis, que le tengo ganas hace tiempo ... me gustaría ver los periódicos de mañana: un crimen de honor, mi padre estaría orgulloso...” Entró sigilosamente en su casa, que encontró completamente a oscuras, lo que reafirmó sus sospechas, para recibir, de repente, un fogonazo de luz en la cara: “¡Feliz cumpleaños!” gritó al unísono un coro de voces.
“Perdona, cariño, se disculpó Laura, he estado algo distante estos últimos días, ocupada en prepararte esta sorpresa. Feliz cumpleaños, ya sabes que te quiero como el primer día, y hasta moriría por ti . . .”
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FINAL ABIERTO - 5 (Franjamares-Nekovidal)
Lluvia y lluvia.
El olor a tierra mojada es ya insoportable. Más de cuatro meses lloviendo sin apenas parar es demasiado. Ese primer perfume del ciclo glorioso del agua que había sentido con las primeras y esperadas lluvias, se ha transformado en un tufo persistente de fría humedad que parece inundarlo todo, incluso el ánimo de la gente. Su propia vida lleva un tiempo de tristeza sincronizado con el de las precipitaciones. Sí, con aquellas luces menguantes de noviembre llegaron las peleas, las no reconciliaciones, las heridas, las amenazas… El sol invicto, que este año parecía muerto más que ausentado, trajo finalmente las sombras rezumadas de la separación. Se sucedieron entonces las lágrimas y las tormentas que parecían estallar dentro de su cabeza, pues corrían torrenciales corazón abajo hasta los muslos, escurriéndose por las rodillas, encharcando sus lacerados pies, que apenas la sostenían, bajo aquella lluvia interminable. Una lluvia de adentro y de afuera que desleía su vida como un terrón insignificante de arcilla.
La misma arcilla en donde está excavada su casa, o mejor dicho: su cueva. Que ahora, empapada de lluvias y lluvias, comienza a desmoronarse por los techos, manchando y agrietando las paredes encaladas, hundiéndose en algunas partes, forzándola pues a salir del calor de su hogar, a las desoladoras paredes de un cuarto prestado.
Su vida se desmorona como un terrón de arcilla y cada vez encuentra más lejos los días de alegría, de sol y de esperanzas sin aguaceros...(Franjamares)
Entró en la cafetería donde solía desayunar y, mientras con la mirada perdida introducía los terrones de azúcar en el café pensó: “Así se está deshaciendo mi vida, como este azucarillo, pronto no quedará nada . . . ”. Cuando se disponía a tirar el sobre del azúcar en el cenicero, vió que había en él algo escrito:
"No penseis en dirigir los caminos del amor; es el amor quien, si os encuentra dignos, dirigirá vuestros caminos." Gibran Khalik Gibran, El Profeta (1923).
Y como aquella inolvidable vez, cuando apenas tenía ocho años, comprendió, como una iluminación, que ella era ella, y que esa separación ya irrevocable de sus padres y de cuanto la había atado a algo externo, la convertía en alguien único y más grande dentro del universo.
Así lo comprendió, ahora debía dar otro paso, separarse física, pero sobre todo anímicamente, de la persona con la que había compartido media vida, y esa separación, ese paso, si era de crecimiento, no había razón para que fuera doloroso, como no lo fue aquel de su infancia.
No tenía derecho al rencor hacia su pareja, pero tenía derecho a seguir su camino. No tenía derecho a la ira, pero sí a la libertad de continuar su proceso vital, que esa persona ya no quería ni sabía compartir.
Lo comprendió, respiró hondo, salió a la calle y, como haciéndole un guiño, el sol asomó levemente tras un mar de nubes grises, tal vez queriendo recordarle que en toda oscuridad habita una luz, y que no puede existir la una sin la otra.
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FINAL ABIERTO - 6 (Alica
Gaona- Nekovidal)
Cuando deje que me habitaran los fantasmas de la sinrazón, tuve que hacerles un
hueco expulsando a . . . la felicidad . . . (Alicia Gaona)
Cuando deje que me habitaran los fantasmas de la sinrazón, tuve que hacerles un hueco expulsando de mi vida cuanto me mantenía vivo.
La felicidad y yo mismo fuimos las dos únicas victimas de tan absurdo holocausto.
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FINAL ABIERTO 7 (María Bueno-Nekovidal)
Elena se ha levantado esta mañana muy vital, es primero de mayo, mientras desayuna mira por la ventana. El día se presenta espléndido, un sol radiante y un cielo de un límpido azul sin una pequeña nube, prometían una jornada de fiesta primaveral estupenda. Después de todo el mes de abril haciendo honor al refranero, aquel día era como un regalo. Elena se decidió, metería unos bocadillos en la mochila y se iría a pasar el día en el campo. Después de varias horas de caminata llegó a un claro cerca de un riachuelo, “¡ideal!”, pensó, y se dispuso a comer. Tras el almuerzo extendió la esterilla y se tumbó en la mullida hierba. Con el estómago lleno y la caricia de los rayos solares se quedó dormida, cuando despertó se había nublado completamente. “Vaya, parece que el invierno quiere tragarse la primavera, habrá que ponerse en marcha”. Fue a incorporarse y se le escapó un quejido, cuando se levantó vio con asombro que tenía un vientre enorme, como si estuviera embarazada. “¡Embarazada!”, pero que tontería estaba pensando…
María Bueno
Elena, católica practicante desde su más tierna infancia, comenzó a sospechar lo
que para ella sería, al mismo tiempo, lo mejor y lo peor que le pudiera suceder:
que el suyo fuera un embarazo divino, obra del mismísimo Espíritu Santo. La idea
la llenaba de orgullo y de temor al mismo tiempo. Tras recoger la esterilla y
los enseres de la merienda, emprendió el camino de vuelta mientras imaginaba mil
situaciones y vivencias a las que se tendría que enfrentar desde ahora: la
confesión de su no pecado al párroco del pueblo, la sorpersa de éste, los
certificados médicos que probarían su virginidad, la previsible visita al Papa
cuando no quedara duda de su honestidad, la prensa, los cotilleos de las vecinas
. . . Todo esto pensaba la ingenua Elena cuando, ya casi entrando en el pueblo,
un temblor en su vientre dió lugar a una sonora sinfonía de viento que hizo que
se derrumbaran todas sus ilusiones.
Cabizbaja y ruborizada se dirigió a su casa mientras pensaba: “Nunca más en mi vida volveré a merendar fabada...”
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FINAL ABIERTO-8 (Lola Carmona-Nekovidal)
En aquella selecta reunión se encontraban 12 personas cuando hizo su entrada la profesora Bilderberg. Todas las miradas se volvieron hacia ella, en el momento que la puerta se abrió. Ella, tranquila y relajada se quedó mirando al grupo de mirada expectante y les dijo ¡Lo hemos conseguido! Los gritos, saltos y muestras de alegría del grupo chocaban con sus trajes y rostros circunspectos. Una vez que se hubieron serenado, se volvieron a sentar alrededor de aquella mesa ovalada, dejando a la doctora el espacio principal. (Lola Carmona)
Todo había salido exactamente como estaba previsto, y el plan de trabajo de la
profesora Bildeberg había superado todas las espectativas, los beneficios habían
sido mejor incluso de lo esperado. Como buena socióloga, la reacción de las
masas era lo que más la había preocupado, ese detonante inesperado que puede
surgir en cualquier momento en cualquier parte e iniciar una reacción en cadena
que casi siempre desembocaba en una revolución.
Se sintió orgullosa de si misma, de su capacidad para preparar un plan de manipulación social que acababa de decidir el futuro de la Humanidad. No sabía si su nombre ocuparía los libros de historia del futuro, pero ser el poder en la sombra, el verdadero poder, le proporcionaba un placer extraño que la estremecía.
Todo había sido perfecto: la crisis, activada en el momento oportuno para que se olvidara el saqueo del Golfo, otro plan en el que también había colaborado, la previsible reacción en las sociedades del Primer Mundo, millones de egocéntricos sobrealimentados que pronto olvidaron como se acababan de vaciar las arcas públicas, centrados en mantener su consumista nivel de vida. La educación estaba perfectamente controlada, no había peligro de reacción en varias generaciones futuras, criadas en un sistema lo suficientemente deshumanizado, embrutecedor, y alienante.
En los mercados, todo se había ordenado poco a poco, y la sugerencia de prohibir los paraísos fiscales, uno de los puntos más delicados, había pasado al olvido.
Las pocas manifestaciones que había eran sobre temas secundarios que no alcanzaban ni de lejos a poner en entredicho el sistema. De paso se le habían parado los pies a algunos países del Tercer Mundo con aspiraciones primermundistas, estaban creciendo demasiado rápido, se habían recortado leyes y gastos sociales, paulatina pero continuadamente, y se habían promulgado nuevas leyes de control y recorte de libertades, todo ello sin ninguna resistencia seria.
Ya todos, como un rebaño bien dirigido, hablaban de la crisis como de algo inevitable, como de una catástrofe natural a la que había que resignarse y adaptarse, era perfecto.
Ella se sentía superior, por encima de las masas, del resto de la Humanidad, sólo algunos de sus colegas del club, allí presentes, merecían su respeto.
Pero la profesora Bildeberg, como todos los que necesitan recurrir a la arrogancia para sobrellevar sus miedos, poco sabía de si misma: ni sospechaba que su interés por la sociología y por el control social provenía de haber sido la menor de sus hermanas y sentirse siempre a merced de éstas, de su obsesión por demostrar su valía a su padre, y de una vida cultural, sentimental y sexual casi inexistentes.
Ella, que todo creía controlarlo, tampoco sospechaba que su hijo adolescente estaba siendo objeto, en ese mismo momento, de abusos sexuales en uno de los colegios privados más caros del mundo, donde creía estarle preparando para ser la élite de su generación, ni sabía que ese bolso carísimo que portaba estaba tratado con una sustancia tóxica aún no identificada gracias en gran parte al poder que sus estudios le habían conferido a las industrias petroquímicas en los últimos años, una sustancia tóxica que la condenaría a un cáncer pocos años después.
Tampoco
sospechaba que en el futuro sí llegaría a ocupar su nombre las páginas de los
libros de historia, pero como ejemplo de enfermedad y degradación humana, de
hasta donde puede caer una persona cuando pretende compensar con mecanismos
destructivos su vacío y miedos interiores. Y como ejemplo también de lo
peligroso que puede ser para una especie gregaria y cooperativa como la humana,
dejar las decisiones sociales que afectan a todos en manos de un reducido número
de individuos.
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LA LEYENDA DE LA ASOCIACIÓN SIN NOMBRE
Hoy día sabemos que fueron muchas, decenas o tal vez incluso centenares, aunque los datos son confusos. Surgieron a principios del siglo XXI en varias partes del mundo. Eran completamente diferentes en sus nombres y número de miembros, pero tenían en común sus estructuras horizontales y desacralizar todas las artes, al tiempo que las interrelacionaban entres ellas.
Creaban y compartían obras, información y nuevas ideas, dejando el aprendizaje técnico como una parte más de la elección personal de cada individuo. Se adelantaron a su época negando todo valor comercial o económico al arte, y considerando toda expresión artística o artesanal una forma de juego y, por tanto, de exponente máximo de creatividad humana.
Tras las tormentas solares del 2078 y la enorme pérdida de infomación a que dieron lugar, se intentó reconstruir, con los datos disponibles, la historia humana hasta entonces, quedando algunas obras y actuaciones de estos grupos, pero pocos datos concretos sobre quienes los formaban.
Uno de ellos, radicado en un pueblo costero del sur de Europa, que en aquella época de bloques comerciales aún era conocida como Unión Europea, tuvo la particularidad de tener varios nombres consecutivos, sin que se sepa a ciencia cierta la razón de ello, pero aceptándose hoy en día que se trataba del mismo grupo.
Con los escasos datos que se conservan, pretendemos rendir desde esta universidad un sentido homenaje a sus miembros, entre los cuales se ha podido identificar a :
Diego el persa, conocido también como el ceramista, sin que se sepa a ciencia cierta si procedía de la rica y ancestral cultura persa, o se trataba sólo de un sobrenombre.
María la Buena o Bueno, que debió ser muy apreciada por sus compañeros, en vista del apodo o nombre elegido por éstos.
Alicia, sobre la que hay testimonios contradictorios sobre su origen, americano o de la cercana región de Granada.
José Guerrero, de quien se sospecha, por el nombre dado, que fuera quien instigó la rebelión contra quienes, allá por el 2008, al principio de la andadura del grupo, negaron la igualdad de derechos entre sus miembros, dando lugar al consiguiente conflicto.
Neko o Gato, una figura difusa de la que se conservan un par de textos que lo citan, y que no se sabe si fue un personaje real o un gato negro adoptado como mascota por el grupo.
Juan Pérez de Siles, que se cree que corresponde al mismo personaje de quien se conservan un par de pinturas, una de ellas, el archiconocido “Pez rojo nadando en la sequía”.
Del resto no conservamos, por desgracia, más que escasas referencias, además de sus nombres: Lola C., de quien se cree que trabajaba de profesora en un pueblo cercano, Mari Carmen M. de la que se sospecha que era doctora en medicina o practicaba la hechicería, pues ambas artes estaban vigentes en aquella época, Bego la Joya, sin que se sepa a ciencia cierta si el nombre es metafórico o se refiere a su fortuna material, Javier Franco, de quien se sabe con certeza que no estaba emparentado con el dictador de unas décadas antes, Jenny, a quien se cree originaria de las tierras del norte europeo, Leny, de cuyo estudio de baile flamenco se conservan unos segundos de grabación por un encuentro celebrado allí por el grupo, y varias personas más que se mantuvieron en contacto con el grupo en la distancia, bien por haber sido parte del mismo anteriormente, o por ser socios que vivían a cientos o miles de kilómetro de distancia, un impedimento para los primitivos sistemas de transporte de la época: Pascal Gavillon, que se cree que es el mismo famoso caricaturista, Beatriz B, de origen norteño que que se cree que habitaba la cercana ciudad de Almuñecar, Maite Guerrero, que creemos no emparentada con José Guerrero, y Julia, estas dos últimas del reino o comunidad autónoma o provincia de Granada, que también en esto son confusos los datos de que disponemos.
Había al parecer otro grupo de socios que, habiendo formado parte del grupo en los momentos iniciales, volvieron a unirse a él años después, cuando con la llegada de los ordenadores cuánticos, se desarrollaron lo suficiente los primitivos sistemas de videoconferencias virtuales: Chiara, que se cree procedía de la cercana Península Itálica, Noemí, que vivió en varios puntos de otra península, la conocida entonces con el nombre de España, Christiane Cote, de la para ellos lejana Canadá, Esther Luna, más conocida por sus actividades teatrales, de las que se conservan algunas grabaciones, etc. De otros quedan escasos datos, e incluso un escrito, de los pocos conservados en papel, insinúa que hasta un sacerdote católico, un tal Manolo Mingorante, había entre sus miembros, lo cual da idea de la amplitud de miras del grupo, donde se sabe con certeza que la mayoría de sus componentes eran, el que no “agnóstico”, declaradamente “ateo”, conceptos opuestos a “creyente”, y todos ellos difíciles de comprender en nuestra época. Entonces, al parecer, necesitaban algunos de nuestros ancestros crear grupos, a los que llamaban religiosos o religiones, que se tenían a si mismos por espirituales, en los que sus miembros se reunían para repetirse mutuamente, mediante complejos rituales, que existía determinado dios, al tiempo que negaban todos los demás, llegando incluso a agredirse entre los distintos grupos. Es ésta una de las curiosidades y contradicciones más estudiadas y analizadas hoy en día sobre aquellos oscuros siglos.
A todos los componenetes de esa asociación de varios nombres queremos rendir hoy este homenaje en el tercer centenario de su fundación, como símbolo de todos los grupos humanos donde, aunque fuera mínimamente en aquella época primitiva y agresiva, se dieron los primeros pasos para aprender a vivir dejando vivir, la simple pero sólida base de nuestras pacíficas, igualitarias y estables sociedades actuales.
Base Semisub 5, noveno mes lunar del año 2309.
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TEXTOS SIN FRONTERAS
Un texto sin frontera es ese que marca la linea de la libertad de cualquier texto: ese punto en que podemos caer en la trampa de pensar que estamos escribiendo y olvidar que, en realidad, sólo estamos expresando.
La línea donde se mitifica la literatura es la alambrada que salta alegre y libremente todo texto sin frontera, rehuyendo de toda norma que pretenda regir la expresión. Al otro lado está la literatura viva, la que ni puede ni quiere mostrar ni más ni menos que cuanto somos, sin pretensiones, sin complejos, sin trampas . . . por eso provoca miedos, por la falta de costumbre de ser responsables de nuestra libertad.
Hay textos sin frontera especialmente dados al proselitismo, uno de ellos recorre el mundo susurrando:
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LA
ANTINOTICIA
“Una verdad sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante”. (Aldous
Huxley)
Sería la última portada del último periódico, un titular de despedida. La orden había llegado de arriba y no había vuelta atrás: era imposible competir con la prensa digital, sólo los diarios de grandes tiradas, sostenidos por multinacionales de oscuros intereses, se mantenían en la calle, los demás habrían de digitalizarse o desaparecer.
En veintitrés años, nadie había cuestionado su libertad para actuar, sólo se le había exigido una ética que nunca fue necesario recordar a nadie de la plantilla. Guardaba por ello un hondo aprecio hacia Benítez, uno de los pocos hombres que aún creía en la libertad de prensa, el mismo que le acogió en el periódico cuando era un novato recién salido de la universidad, un joven entre tantos, que creía saberlo todo sin haber vivido nada. Lo que más apreció de él fue que supo confiar en que ese joven llegaría a ser un buen periodista. Aquello que en su momento pareció lejano e imposible se transformó en realidad y se sentía orgulloso de no haberle defraudado.
La última portada . . . sabía que tenía total libertad para hacerla, sabía que incluso aunque escribiera: “A LA MIERDA TODO” se publicaría . . .
Empezó a hacer memoria de los miles de titulares que había tenido que elegir, de los cientos de miles de noticias que habían pasado por sus manos, hasta que recordó la frase de Huxley, aquella en que afirmaba que una verdad sin interés puede ser eclipsada por una mentira emocionante. Comprendió por un instante el triste estado evolutivo de su especie, pero ya no caía en el error, como años atrás, de hundirse en el desánimo, también guardaba miles de recuerdos de la grandeza humana.
Girando en torno a la frase pensó: ¿cuál es la verdad más diáfana, más absoluta, más evidente y que, sin embargo, pueda resultar sin interés?, ¿y cuál es la afirmación que la mayoría consideraría una mentira, pero una mentira emocionante?
Echó un vistazo a la botella de güisqui gran reserva que Benítez, con lágrimas en los ojos, le había entregado, a modo de despedida, el día anterior, y bebió un trago corto y pausado. Entonces lo comprendió y se asombró al descubrir la paradoja: había un titular que cumplía los requisitos de ser al mismo tiempo una verdad sin interés y una mentira emocionante. Lo escribió antes de que algo se lo pudiera arrebatar de la memoria, la portada, a media página, pondría:
“LA VIDA ES MARAVILLOSA”
Nekovidal 2010 – nekovidal@arteslibres.net
EN
TIERRA DE NADIE
Esta tierra que hace rebrotar la vida en cada ciclo, que regala todo lo esencial
a quien sepa reconocerlo, pero cobra carísimas las vanidades.
Esta tierra que contiene en su aire, sus aguas y sus entrañas, los restos de todos y cada uno de nuestros hermanos que ya concluyeron su viaje.
Esta tierra que nos perdona cada día, pero nada olvida.
Esta tierra que creemos nuestra, no lo es en propiedad, es un legado sin más dueño que un proceso inconcebible del que formamos parte.
Esta tierra siempre ha sido tierra de nadie, por eso es la tierra de todos.
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NOCHE DE PERROS
Aquella fue la noche en que estalló la ira y saltaron todos los límites de la frustración y el miedo. En las grandes ciudades del Primer Mundo estalló la locura, y una luna llena roja como la sangre observó como una cadena de incendios y crímenes mostraba el resultado de décadas de represión interior de millones de personas.
Al principio pocos tenían razones para la ira, pero horas después, todos estaban convencidos de tener derecho a la venganza.
Se llamó, años después, cuando se prohibieron las poblaciones humanas de más de cincuenta mil habitantes, la Noche de Perros.
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AGITAR ANTES DE USAR
INSTRUCCIONES DE USO:
1-Sáquelo de donde lo había introducido y condúzcalo con una mano al lugar oportuno.
2-Sosténgase firmemente con una o ambas manos.
3-Agítese con un movimiento firme y constante de muñeca hasta conseguir la consistencia deseada.
4-Retire la funda de plástico, si la hubiera, antes del momento apropiado.
5-Tenga mucho cuidado de no derramar el líquido antes de tiempo.
6-Una vez derramado, extiéndalo, según su gusto, por toda la superficie.
7-Disfrute de su olor, sabor, consistencia y de todos los placeres que le pueda brindar, solo o en compañía.
8-Finalmente, cierre el bote de mayonesa, vuelva a meterlo en el frigorífico y deje de pensar en extraños juegos de palabras de doble sentido.
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NO
TEMAS
No temas a la vida, porque formas parte de ella y no puede abandonarte, porque
eres tú, en esa extraña simbiosis que los humanos sólo podemos concebir como
unión de vida y muerte, incapaces de captar el conjunto indisoluble que forman.
No temas a lo nuevo, todo es nuevo a cada instante y forma parte del transcurrir mismo del tiempo y del universo en que vivimos, sólo tu actitud diferenciará, según mires, cuanto acontece a tu alrrededor.
No temas decir cuanto piensas, si no hay en tus palabras intención de herir: antes o después, quien tenga ojos limpios verá tu intención y perdonará si hubo error en ellas, apreciando cuanto transmitían.
No temas al egoísmo, pero teme al error de imitarlo. Busca tu lugar en el mundo, prepara las mínimas defensas que te permitan sobrevivir y el resto, todo el resto, regálalo, te asombrará lo generosa que es la vida con quien es generoso.
No temas equivocarte, los errores son tan sólo lecciones. De nada sirve girar dolorosamente en torno a un error, aprende cuanto te ha pueda enseñar, completa el círculo del aprendizaje, y recuérdalo luego como un hecho más del pasado. No repetir un error es la prueba de que ha pasado a ser una lección aprendida y no una carga a la que arrastrar el resto de la vida.
No alimentes el miedo con tu temor, porque sólo de tu temor se alimenta. El miedo, que tan sabiamente creó la naturaleza para defender la vida, se transforma, como cualquier medicina, en veneno, una vez que sobrepasa cierta dosis.
No temas a la vida: te fue regalada y deberás regalarla. Ser mezquino en esto sólo te traerá miseria y dolor. Aprende el placer de dar con tanto tesón como todos los egoismos y tristezas de cuantos te rodearon te enseñaron el placer de recibir.
No encierres tu vida mirando sólo una cara de la moneda vital y tendrás, sin buscarla siquiera, la mayor fortuna.
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LA
VERDADERA HISTORIA DEL TABANICO
Pocos conocían la verdadera historia de Tabanico, aquel tábano famoso por volar
con las alas ligeramente inclinadas, en forma de abanico. Su aleteo, que
resultaba especialmente atractivo a las hembras, era considerado una muestra de
la creatividad del insecto y hacía volar a su alrededor a sus hematófagas
compañeras con la esperanza de conseguir sus favores. Lo que nadie sabía es que
su tan extraño aleteo lo había visto y copiado de una multitud de gigantes que,
vestidos de vivos colores, interpretaban ruidosos bailes. Había oído que lo
llamaban “Día del orgullo gay”, y nunca llegó a comprender qué significado tenía
realmente todo aquel alboroto.
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LA SOLIDARIDAD
SOLIDARIDAD > SOL I DAR I DAD > Sol y dar y dad.
Comenzó a creer en la solidaridad el día que pensó que sería el peor de su vida: cuando, necesitando ayuda y no teniendo nada que dar a cambio, alguien le ayudó.
El tiempo le demostró que había sido el mejor día de su vida . . .
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SE EQUIVOCÓ LA
PALOMA
Los dos bloques llevaban tres años y medio de guerra infernal. No quedaban ya soldados mayores de veinte años, ya pronto sería una guerra de niños. Hasta las bestias miraban asombradas la inexplicable bestialidad de los hombres. Los medios de comunicación del frente eran ya sólo palomas mensajeras, pues las bombas magnéticas habían inutilizado los que se creía avanzados sistemas informáticos, y hasta la electricidad llegó a ser un lujo. Era, como siempre, una cuestión de codicia y orgullo entre líderes insensibles y desquiciados lo que hacía imposible detener la carnicería: ambos habían jurado por su honor que nunca darían el primer paso para solicitar la paz o detener el conflicto, del que esperaban salir victoriosos. Daniel, a sus ocho años, era plenamente consciente de la situación: pronto su único hermano mayor vivo, de apenas quince años, sería llamado a filas como antes lo habían sido sus otros dos hermanos mayores, ya enterrados en alguna fosa común del frente. Daniel había criado y domesticado dos palomas, a las que más de una vez tuvo que evitar con ruegos que no terminaran en la paupérrima olla familiar. Haciendo uso de su natural habilidad para la copia, que tan buenos resultados le había dado en las pocas clases de dibujo a las que pudo asistir, escribió dos mensajes idénticos: “DEN ORDEN DE ALTO EL FUEGO INMEDIATO, NOSOTROS YA LA HEMOS DADO”.
Las dos palomas sobrevolaron los campos calcinados y en apenas ocho horas se detuvo el ya cotidiano traqueteo de la artillería y pronto comenzaron las celebraciones en las ciudades cubiertas de escombros.
Los líderes transmitieron idéntico mensaje:”Hemos vencido, ellos han claudicado y rogado la paz”.
Aún pasaron tres días hasta que se descubrió el engaño: ninguno de los mandos militares había enviado el mensaje, era una falsificación, posiblemente de los servicios secretos del enemigo, decían. Los jefes militares de ambos bandos intentaron volver a la contienda, pero, tanto en la población civil como en los agotados soldados, la euforia de los últimos días se transformó en inmensa indignación y las órdenes, incluso bajo la estricta disciplina militar, fueron masivamente desoídas. Era imposible volver al combate, a la guerra, al odio: ya todos habían recordado el casi olvidado sabor de la paz y sabían que no habían sido las palomas quienes se habían equivocado.
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BLOCK DE NOTAS
* Nos asusta, en ocasiones, la felicidad, porque la sabemos efímera y pasajera. ¿Debe, entonces, asustarnos la vida, que también lo es . . . ?
* Si pienso que después de padecer una infancia brutal o alienante, ser criados con mentalidad de esclavos, ser adoctrinados en ideologías y religiones agresivas y excluyentes y en muchos casos padecer más que vivir la vida, a pesar de todo, germinan entre nosotros seres que entregan su tiempo vital o sus vidas cada día por sus semejantes, por la vida en cualquiera de sus formas y por un futuro mejor que saben que posiblemente no lleguen a disfrutar, no puedo por menos que dejar crecer en mi interior una tímida pero brillante luz de esperanza en el ser humano.
*Las distintas culturas humanas no son sino la acumulación aleatoria de ciertos rasgos individuales de personalidad que acaban imponiéndose como una costumbre social.
*Nada añoro más que aquellos dulces tiempos en que no tenía nada que añorar.
*Sea extravagante: ponga una coherencia en su vida.
*Un pequeño descuido de mamá o papá, te sientes abandonado durante unos minutos mientras eres una indefensa criatura de meses, y te ves condenado, sin sospecharlo siquiera, durante el resto de tu vida a buscar un tipo de cobijo, amistad o amor que no puedes identificar al no saber el origen de tu carencia. Es la aparente crueldad del azar sobre las especies primitivas. Saber prevenir y evitar ese dolor es a lo que deberíamos llamar civilización.
*Sermones huecos y oscuros llenan mentes en iglesias, televisiones y parlamentos para hacernos creer que la vida es sólo tormento y la existencia, negro vacío. No lo hacen con mala intención: así son sus vidas y así hablan de si mismos.
*El conocimiento crea el juicio, la ignorancia el prejuicio y el miedo, el fanatismo.
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