VÍDEO: Pensando en los
demás (Educación)
Referencias del documental:
Ha recibido el Gran Premio del jurado en el Festival de Banff 2004, la medalla
de bronce en el Festival de Nueva York, el Gran Premio en el Festival de
Televisión del Japón y la Medalla de Oro en
el Festival Internacional de EEUU de Etica y Humanidades. Está producido por la
Japan Broadcasting Corporation (NHK)
http://www.youtube.com/watch?v=Pb_ZJ_xnx6I&feature=player_embedded#!
http://www.youtube.com/watch?v=8-mPRGLpzP0&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=6HA6BFsD57U&NR=1
http://www.youtube.com/watch?v=vA_qA526-hU&NR=1
http://www.youtube.com/watch?v=mbz_bIoisoQ&feature=related
"Venimos a la escuela a ser felices, para lo
que tenemos que ser felices TODOS¡¡¡”.
MÉTODO TOSHIRO KANAMORI:
Cada día tres niños leen cartas a sus compañeros, hablándoles honestamente sobre
sus sentimientos.
En la clase se enseña a los niños, además del programa lectivo, como manejarse
con relaciones problemáticas, con la infelicidad y con el alejamiento o perdida
de los seres queridos. Incluso se enseña a ponerse en el lugar y a apoyar a los
compañeros que han pasado por ello.
El documental ha sido rodado a lo largo de un año lectivo, en el que se ve
claramente como los niños APRENDEN DE VERDAD, a compartir sus sentimientos, a
ponerse en el lugar de los otros, y a apoyar a todo el que lo necesite. Con ello
aprenden a valorar la VIDA y por tanto a disfrutar de ella.
Hacía tiempo que no veía en acción a un docente realmente vocacional, de mente
preclara. Su nombre: Toshiro Kanamori.
Este superman de la pedagogia es capaz de conseguir cosas maravillosas:
1. Niños que aprendan DE VERDAD a SENTIR el sufrimiento de sus compañeros. A
ponerse en su lugar, emocionalmente. Nunca creí que se podía enseñar EMPATÍA,
hasta que lo vi a él en acción.
2. Niños que entienden lo importante que es disfrutar de la Vida, con
mayúsculas.
3. Y todo esto, sin descuidar en ningún momento, el aprendizaje del material que
corresponde a su edad escolar.
Estaba realmente cansado cuando “pille” de casualidad el documental, pero era
tal la belleza que desprendia, las enormes posibilidades de evolución que
encierran para nuestra dolorida sociedad humana, que valía la pena forzar un
poco los ojos y saborear toda la hermosura que destilaba aquel ser tan
increiblemente humano y tierno.
Si conseguimos que nuestros niños sientan el sufrimiento ajeno, quizá creemos
sociedades donde sepamos disfrutar de la felicidad de compartir, donde
aprendamos a pensar en alguien más que nosostros mismos, donde no será tan fácil
hacer daño a otros y en última instancia será completamente imposible, cuando
estos niños lleguen a adultos y haya el número suficiente de ellos en el mundo.